La Moral Católica

La moral no es una jaula ni una prisión que quita la libertad. El conjunto de reglas, prohibiciones y mandatos que propone, sirve por el contrario para custodiar la libertad, […]

La moral no es una jaula ni una prisión que quita la libertad. El conjunto de reglas, prohibiciones y mandatos que propone, sirve por el contrario para custodiar la libertad, para que el hombre pueda alcanzar, como individuo y como comunidad, su plena realización. Como las reglas de la salud tienen como fin el garantizar nuestro bienestar físico, así las normas morales son las condiciones necesarias para conducir a la persona al pleno desarrollo de sus capacidades de conocimiento y de amor.
Tomemos como ejemplo las reglas establecidas por la justicia. Si se respetan, se sirve en una sociedad ordenada y pacífica. Si, por el contrario, no son respetadas se dan gravísimos abusos, como robos, homicidios, discordias, engaños, egoísmos de todo tipo, etc.
Otro ejemplo significativo lo orecen las normas para conservar el medio ambiente. Si son respetadas, entonces el medio ambiente ayuda al hombre a vivir feliz. En caso contrario pueden derivarse consecuencias tan graves que pongan en peligro la misma existencia humana.
Las reglas, como se ve, no obstaculizan sino que facilitan y favorecen la consecución de los resultados que nosotros deseamos.
Comprendamos así las palabras de Jesús: «Si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos» (Mt. 19, 17).
1. ¿Qué es la moral católica?
La moral católica es el conjunto de las normas que enseñan al hombre cómo debe comportarse para vivir según Dios, y así realizarse así mismo y alcanzar después de esta vida la felicidad eterna del Paraíso.
2. ¿Es posible resumir en pocas palabras la enseñanza de la moral católica?
Se puede resumir en pocas palabras la enseñanza de la moral católica diciendo que la cosa más importante, es más, la única cosa verdaderamente importante es vivir, crecer y perseverar hasta el final en la gracia de Dios, observado los mandamientos y evitando el pecado, sobre todo el pecado mortal, para merecer así la felicidad eterna.
3. ¿Es difícil practicar la moral católica?
La moral católica es exigente y comprometida, porque nos propone un ideal altísimo, el de vivir como hijos de Dios, pero somos ayudados en nuestro camino por los ejemplos de Nuestro Señor Jesucristo, de la Virgen María y de los Santos, y sobre todo por la gracia del Espíritu Santo que nos da en los sacramentos y podemos siempre pedir en la oración. La dificultad del empeño es después compensada por aquella gratificación, paz y alegría interior que derivan de la conquista de todo gran ideal.
Las acciones humanas
La moral se ocupa de las acciones humanas. Las verdaderas acciones humanas son aquellas que dimanan de la libre voluntad del hombre.
¿Pero el hombre es verdaderamente libre? Ciertamente sí, inequívocamente: puedo querer una manzana o una pera, o también no querer nada. Los distintos condicionamientos (familia, escuela, costumbres) en la mayoría de los casos no quitan la libertad, pero la pueden limitar. Por lo tanto es necesario afirmar que la libertad de base permanece, y todos tenemos la experiencia, no obstante los condicionamientos, de que podemos obrar según nuestro arbitrio.
Admitiendo, pues, que la verdadera acción humana es aquella que es libre, la moral no mira si nuestra acción es importante o no, si es eficaz o no, si es aplaudida o no. Lo que cuenta para la moral es si la acción que estamos realizando es buena o mala. Decir por tanto que las acciones son morales o inmorales equivale a decir que las acciones son buenas o malas.
Todas las parábolas de Jesús, en particular la del buen samaritano (Lc. 10, 30ss), indican cuáles son las acciones buenas que se han de hacer, y cuáles las malas que se han de evitar.

4. ¿De qué acciones se ocupa la moral?
La moral se ocupa de las acciones humanas, es decir, de aquellas acciones que el hombre realiza con conciencia y deliberación, y que por lo tanto implican su libertad y su responsabilidad.
5. ¿Qué es la libertad?
La libertad es la capacidad, arraigada en la razón y en la voluntad, de obrar o no obrar, o bien, de hacer una cosa en vez de otra. Ella pone a la persona en condición de dirigirse a sí misma.
6. ¿Existen factores que pueden mermar la libertad y la responsabilidad del hombre?
La libertad y la responsabilidad del hombre pueden ser disminuidas o anuladas por la ignorancia, por la violencia, por el temor y por varios condicionamientos psíquicos o sociales.
7. ¿La ignorancia atenúa siempre la responsabilidad de una culpa?
La ignorancia atenúa y hasta quita la responsabilidad de una culpa en la medida en que ella misma no esa culpable.
8. ¿También las pasiones disminuyen la responsabilidad?
Las pasiones, esto es, aquellas emociones o movimientos de la sensibilidad que empujan a obrar o a reaccionar de modo instintivo, disminuyen la responsabilidad sólo cuando son padecidas involuntariamente, de ordinario aumentan la responsabilidad.
9. ¿Cuál es el influjo de los hábitos sobre la responsabilidad?
Como las pasiones, así también los hábitos pueden disminuir o aumentar la responsabilidad según que sean sufridos involuntariamente, o bien cultivados voluntariamente.
10. ¿En base a qué podemos decir que una acción humana es buena o mala?
La bondad o no de una acción humana depende de tres factores: del objeto, de las circunstancias y del fin.
11. ¿Qué es el objeto?
El objeto, o contenido, es el bien, verdadero o presunto, sobre el que recae directamente la acción.
12. ¿Qué son las circunstancias?
Son las diversas situaciones que se unen al objeto, o contenido, modificándole en una cierta medida el valor moral.
13. ¿Qué es el fin?
El fin, llamado también intención, es aquello a lo cual tiende el hombre al realizar una acción determinada.
14. ¿En qué modo estos tres factores actúan para que una acción humana sea buena o mala?
Para que una acción determinada sea moralmente buena deben ser buenos los tres factores. Por el contrario, para que sea más o menos mala basta que sea más o menos malo uno solo de ellos.
15. ¿No es cierto que lo que cuenta es sólo la intención?
Una intención buena no puede jamás hacer bueno aquello que en sí mismo es malo. El fin no justifica los medios.
16. ¿Hay, pues, acciones que jamás es lícito realizar, ni siquiera con las mejores intenciones?
En el caso en que el objeto o contenido de la acción sea intrínsecamente malo jamás es lícito quererlo, ni siquiera con las mejores intenciones: por ejemplo, jamás es lícito, en ningún caso, matar a un inocente.
17. ¿Qué es la conciencia?
La conciencia es el juicio de la razón mediante el cual la persona valora si la acción que va a realizar, o que ya ha realizado, es buena o mala.
18. ¿Cómo se puede calificar la conciencia?
La conciencia puede ser verdadera (recta) o falsa (errónea).
19. ¿Qué significa esta distinción?
La conciencia es verdadera o falsa según que su juicio concuerde o no con la verdad objetiva de la ley moral.
20. ¿Es siempre pecado ir contra la conciencia?
Sí, es siempre pecado. Y el pecado es grave si el objeto o contenido de la acción es juzgado como grave.
21. ¿Si se sigue la propia conciencia (y por tanto si es de buena fe), pero se realizan de hecho acciones objetivamente malas, se comete pecado?
Se comete pecado cuando se es culpable de la propia ignorancia y de la consiguiente incapacidad de dar una correcta valoración de las propias acciones. Y esto ocurre a menudo, porque no todos se preocupan de instruirse y de educar su conciencia.
22. ¿Cómo se educa la propia conciencia?
Siguiendo y profundizando la enseñanza de la Iglesia, que es nuestra madre en la fe y ha sido encargada por Nuestro Señor Jesucristo de instruir a los bautizados en la verdad.
23. ¿Qué debe hacer el que se encuentra en la duda d conciencia?
Quien se encuentra en la duda de conciencia, antes de obrar debe esclarecer la duda. Jamás es lícito realizar una acción si se duda que sea pecado.
El Pecado
Los pecados son las malas acciones que absolutamente deben evitarse. Ellos constituyen el mayor mal, aunque el hombre de hoy parece no tener de ellos una clara conciencia, de tal manera que ya Pío XII decía que el mayor pecado de nuestro tiempo es que los hombres han perdido el sentido del pecado.
El pecado comporta el rechazo de la recta razón, es decir, el rechazo de la verdad, y el rechazo del amor de Dios que nos indica cuál es nuestro verdadero bien. Directa o indirectamente es desprecio de Dios y de su amor.
El pecado corta en nosotros el hilo directo con la vida y da la muerte del alma. Como la enfermedad debilita y destruye el cuerpo, así el pecado es aquel cáncer espiritual que debilita y mata la vida del espíritu.
En Cristo crucificado el pecado revela su verdadera naturaleza: no es sólo desobediencia a un mandamiento divino, sino una condena a muerte del Amor. Este es su terrible poder.
Pero el Crucificado es poderoso. Jesús con su muerte nos revela el verdadero rostro del pecado, mas nos ofrece también la fuente inagotable del perdón.
24. ¿Qué es el pecado?
El pecado es una transgresión de la ley de Dios y el rechazo del verdadero bien del hombre. Quien peca rechaza el amor divino, se opone a la propia dignidad de hombre llamado a ser hijo de Dios y hiere la belleza espiritual de la Iglesia, de la cual todo cristiano debe ser piedra viva.
25. ¿De qué modo se puede cometer el pecado?
Se puede cometer el pecado en los pensamientos (complaciéndose en el mal), con los deseos (deseando el mal), con las palabras, con las obras y con las omisiones (no haciendo el bien que se puede y se debe hacer).
26. ¿Los pecados son todos igualmente graves?
Los pecados pueden ser más o menos graves, y la distinción fundamental es entre pecados veniales (o leves), y pecados mortales (o graves).
27. ¿Qué es el pecado mortal?
El pecado mortal es una transgresión de la ley de Dios en materia grave, hecha con plena advertencia (esto es, conscientemente) y con consentimiento deliberando (es decir, voluntariamente).
28. ¿Qué significa «materia grave»?
Significa que el objeto o contenido de la acción constituye una transgresión importante de la ley moral.
29. ¿Qué significa exactamente que la advertencia debe ser «plena» y el consentimiento «deliberado»?
Significa que la mente debe captar con claridad el valor moral de la acción, y la voluntad quererla plenamente.
30. ¿Qué es el pecado venial?
El pecado venial es una transgresión de la ley de Dios en la que falta o la gravedad de la materia, o la plenitud de la advertencia o del consentimiento.
31. ¿Por qué el pecado grave se llama mortal?
El pecado grave se llama mortal porque separa de Dios haciendo perder la gracia santificante, que es la vida del alma.
32. ¿Qué otros daños ocasiona al alma el pecado mortal?
El pecado mortal destruye la caridad en nuestro corazón y nos aparta de Dios, sumo Bien y felicidad nuestra. Si no es reparado por el arrepentimiento y por el perdón de Dios provoca la exclusión del Paraíso y la muerte eterna del Infierno, priva de los méritos adquiridos e impide todo crecimiento espiritual haciéndonos esclavos del mal.
33. ¿Hay algo más grave y más dañino que el pecado mortal?
No existe nada más grave y más dañino que el pecado mortal, que separa de Jesús, único Salvador. El sarmiento separado de la vid no sirve para nada, si no es para ser echado al fuego (Jn 15, 6).
34. ¿Por qué el pecado leve se llama venial?
Porque aún siendo una acción que en sí es mala, sin embargo no es tan tal que determine una verdadera oposición a Dios; no nos hace perder su amistad y, aunque nos debilita espiritualmente, no mata en nosotros la vida de la gracia.
35. ¿Qué daños produce el pecado venial?
El pecado venial enfría el fervor de la vida cristiana, obstaculiza el camino de perfección y nos hace merecedores del Purgatorio en la otra vida. Puede además disponernos al pecado mortal.
Las virtudes
Las virtudes son el patrimonio moral del hombre. Ellas le ayudan a comportarse bien en toda circunstancia, es decir, a hacerle bueno en el sentido más verdadero y completo. Ningún hombre nace bueno o malo, como nadie nace médico o artesano, pero de la naturaleza recibe la capacidad para llegar a serlo. Y el deber de ser virtuosos, es decir, buenos en el sentido auténtico, debe ser un empeño de todos porque todos deben buscar mejorar moralmente. No existe otra posibilidad: o se hace uno mejor o se hace peor. Esto significa o que se adquieren las virtudes o nos abandonamos a los vicios.
El hombre se encuentra frente a una bifurcación: no se puede no elegir. Se elige el bien, mejora; en caso contrario empeora. Por ejemplo, quien elige ser mesurado en la mesa, hoy, mañana, etc., se hace sobrio y libre ante las atracciones de la comida. Por el contrario, quien es desordenado, hoy, mañana, etc., se hace viciosos y esclavo de los impulsos del momento.
El hombre virtuosos es un persona verdaderamente libre. El fumador empedernido esta sometido por el tabaco, el alcoholizado no es una persona libre para elegir en materia de alcohol, el drogadicto es una persona encadenada. Son todos ejemplos de esclavitud.
La adquisición de las virtudes es el único camino para ser verdaderamente libres, maduros, dueños de las propias acciones. Se comprende entonces la importancia vital del mandato de Jesús: «Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre que está en los cielos» (Mt 5, 48). Lo que significa: haceros virtuosos, es decir, buenos, haced el bien imitando a vuestro Padre celestial.
36. ¿Qué es la virtud?
La virtud es un hábito bueno que hace al hombre capaz de cumplir el bien de un modo fácil y gratificante.
37. ¿Cómo se dividen las virtudes?
La distinción fundamental es entre virtudes adquiridas, es decir, que se adquieren con nuestro esfuerzo a través de la repetición de acciones buenas, y virtudes infusas, es decir, recibidas como don de Dios junto con la gracia santificante.
38. ¿Cuáles son las principales virtudes adquiridas?
Las virtudes adquiridas, llamadas también virtudes morales, se reagrupan en torno a cuatro virtudes fundamentales, llamadas cardinales, y que son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
39. ¿Qué es la prudencia?
La prudencia es la virtud que nos dispone para comprender en toda circunstancias lo que hay que hacer.
40. ¿Qué es la justicia?
La justicia es el firma propósito de dar a cada uno lo que le es debido.
41. ¿Qué es la fortaleza?
La fortaleza es la constancia para alcanzar el bien y la capacidad de superar los obstáculos que a ello se oponen.
42. ¿Qué es la templanza?
La templanza es el pleno dominio de sí mismo que nos pone en condición de no dejarnos vencer por los placeres de los sentidos.
43. ¿Cuál es la utilidad de estas virtudes?
Las virtudes cardinales, y en general todas las otras virtudes morales ligadas a ellas, nos permiten cumplir el bien prontamente, con naturalidad y con alegría.
44. ¿Es posible hacer el bien sin las virtudes?
Sin las virtudes el hombre puede hacer alguna acción buena, si quiere, pero la mayoría de las veces puede hacerlo sólo con fatiga y con esfuerzos, por lo cual no puede ser constante en el bien.
45. ¿Cuáles son las principales virtudes infusas?
Las principales virtudes infusas son la fe, la esperanza y la caridad, que toman el nombre de virtudes teologales porque se refieren directamente a Dios.
46. ¿Qué es la fe?
La fe es la virtud teologal mediante la cual creemos firmemente lo que Dios ha revelado y la Santa Iglesia nos propone como verdades que hay que creer.
47. ¿Es necesario creer todas las verdades reveladas?
Es necesario creer todas las verdades reveladas por Dios y propuestas infaliblemente por el Magisterio de la Iglesia. Si se niega una sola verdad no se es católico.
48. ¿Cómo se puede volver a ser creyente católico?
Se puede recobrar la fe perdida y volver así a ser creyente católico arrepintiéndose del pecado cometido y creyendo de nuevo todo lo que la Iglesia enseña. Sin embargo, es necesario tener presente que quien ha renegado expresamente de la fe debe también pedir a la autoridad competente la absolución de la excomunión en la cual ha incurrido con tal pecado.
49. ¿Qué es la esperanza?
La esperanza es la virtud teologal gracias a la cual deseamos y aguardamos la vida eterna que Dios nos ha prometido, y las ayudas necesarias para obtenerla.
50. ¿En qué se funda nuestra esperanza?
Nuestra esperanza se funda en la misericordia de Dios y en los méritos de Jesucristo, Nuestro Salvador.
51. ¿Qué es la caridad?
La caridad es la virtud teologal mediante la cual amamos a Dios sobre todas las cosas en cuanto bondad infinita que nos llama a participar de su misma vida mediante la gracia, y amamos al prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.
52. ¿En qué medida debemos amar a Dios?
Debemos amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas, es decir, sin medida.
53. ¿Hay un grado mínimo en la caridad?
La caridad exige como mínimo que se esté dispuesto a renunciar a cualquier bien creado antes de ofender a Dios con el pecado mortal.
54. ¿La caridad puede alcanzar la perfección en esta vida?
Se dice que en esta vida la caridad es perfecta cuando excluye no sólo todo pecado mortal o venial deliberado, sino también todo aquello que puede impedir amar a Dios con todo el corazón. El cristiano que ha alcanzado este grado de amor vive en plenitud las bienaventuranzas evangélicas.
55. ¿Cuáles son las bienaventuranzas evangélicas?
Las bienaventuranzas evangélicas proclamadas por Jesús en el sermón de la montaña (Mt 5, 3-10) son:
– Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
– Bienaventurados los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
– Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
– Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados.
– Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
– Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
– Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los hijos de Dios.
– Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque ellos es el Reino de los cielos.
56. ¿A quién se dirige la virtud de la caridad?
La virtud de la caridad se dirige ante todo a Dios, y después se extiende también a nosotros mismos y a nuestro prójimo, es decir, a todos los hombres indistintamente, como también a los ángeles del cielo.
57. ¿Debemos amar también a los enemigos?
Debemos amar también a los enemigos, porque Dios los ama y quiere que se salven. Y se nos pide como mínimo que no los excluyamos de aquellos signos de buena educación que mostramos generalmente a todos los hombres.
58. ¿Cómo se puede perder la caridad?
La caridad se pierde cuando se comete cualquier pecado mortal.
59. ¿Cómo se puede recobrar la caridad perdida?
L caridad perdida se puede recobrar solo con el sacramento de la Penitencia o Confesión, o al menos con un acto de constricción perfecta unido al propósito de confesarse.
60. ¿Qué son los dones Espíritu Santo?
Los dones del Espíritu Santo son disposiciones permanentes, ligadas a la caridad, que hacen al hombre dócil para seguir las inspiraciones del Espíritu Santo.
61. ¿Cuántos y cuáles son los dones del Espíritu Santo?
Los dones del Espíritu Santo son siete, a saber: la sabiduría, la inteligencia, el consejo, la fortaleza, la ciencia la piedad y el temor de Dios.
62. ¿Quién tiene los dones del Espíritu Santo?
Los dones del Espíritu Santo se encuentran en quien posee la caridad. Como la caridad pueden ser más o menos intensos. Su mayor influjo caracteriza la vida mística.
La Gracia
Gracia es palabra que denota la belleza, la bondad, el encanto, el reconocimiento (la lengua española tiene una palabra bellísima: ¡gracias!).
Para la fe cristina la gracia encierra todos estos significados y mucho más: designa el amor que el Señor manifiesta por todos los hombres. Tal amor culmina en el don que Dios hace de su propio Hijo Jesucristo, el cual se hace hombre para que los hombres lleguen a ser hijos de Dios y herederos de sus bienes, llamados a habitar en su misma casa, el Paraíso.
La gracia, esto es, la vida divina en nosotros, es ofrecida por Dios generosamente, no se niega nunca a nuestras oraciones, y en la justa medida nos socorre en nuestras necesidades.
Los hombres tienen un solo deber: el de acogerla. Aun cuando pueda parecer increíble, a menudo el hombre no acepta este don maravilloso del amor de Dios. Pero Dios insiste y nos repite a cada uno de nosotros como al Pueblo de Israel: «Abre la boca, que te la llene» (Sal 81, 11). Ábrela, pues, de otro modo continuarás vagando por el desierto, en la estepa, y serás infeliz.
San Agustín, que había experimentado la soledad de quien está alejado de Dios, ha podido pronunciar aquellas famosas palabras: «Mi corazón está inquietud, Señor, hasta que descanse en ti».
63. ¿Qué es la gracia?
La gracia es un don sobrenatural mediante el cual Dios nos hace partícipes de su vida trinitaria.
64. ¿Cómo se divide la gracia?
La gracia se divide en santificante y actual.
65. ¿Qué es la gracia santificante?
La gracia santificante es un don permanente y sobrenatural, es decir, superior a las posibilidades de la naturaleza, que eleva y perfecciona nuestra alma haciendo que seamos hijos de Dios y herederos del cielo.
66. ¿Qué es la gracia actual?
La gracia actual es una intervención de Dios que mueve al alma hacia el bien sobrenatural?
67. ¿Por qué se llama actual?
Se llama actual porque no es una cualidad permanente, sino una ayuda transitoria.
68. ¿Hay alguna relación entra la gracia santificante y las tres virtudes teologales?
La gracia santificante está siempre acompañada de las tres virtudes teologales y de los dones del Espíritu santo.
69. ¿Es verdad también lo contrario, esto es, que las tres virtudes teologales están siempre unidas a la gracia?
No, lo contrario no es siempre cierto, porque también quien está privado de la gracia santificante puede conservar la fe y la esperanza, mediante las cuales con la ayuda de la gracia actual puede comprender el camino de retorno a Dios, es decir, de la plena conversión.
70. ¿La gracia santificante es compatible con el pecado mortal?
La gracia santificante no es compatible con el pecado mortal, que se llama precisamente «mortal» porque, haciendo perder la gracia santificante, destruye la vida sobrenatural del alma.
71. ¿Qué es la justificación?
La justificación es el pase del estado de pecado al estado de gracia.
72. ¿Cómo viene la justificación?
En quien no está bautizado la justificación viene a través de la fe que conduce al sacramento del bautismo. Por el contrario, en el caso de un pecador ya bautizado la justificación viene mediante el sacramento de la Penitencia o Confesión.
73. ¿Qué significa la expresión: «estar en gracia de Dios»?
«Estar en gracia de Dios» significa poseer la gracia santificante, es decir, tener el alma libre del pecado mortal.
74. ¿Es importante vivir la gracia de Dios?
Vivir en gracia de Dios, y en particular morir en gracia de Dios, es la única cosa verdaderamente importante para el hombre.
75. ¿Cómo se llama el don por el cual el hombre obtiene morir en gracia de Dios?
El don por el cual el hombre obtiene el morir en gracia de Dios se llama «perseverancia final».
76. ¿Cómo se puede obtener la perseverancia final?
El gran don de la perseverancia final puede ser obtenido con la oración humilde y confiada, hecha confiando sobre todo en la intercesión de la Bienaventurada Virgen maría, a la cual pedimos a menudo que interceda por nosotros «en la ora de nuestra muerte».
77. ¿Qué es el mérito?
El mérito es un cierto derecho de recibir una recompensa por las propias acciones. Dios concede gratuitamente este derecho a quien está en estado de gracia, por el cual las acciones buenas realizadas por el hombre merecen un aumento de la gracia misma y, si el hombre persevera hasta el final, la vida eterna.
78. ¿Qué es la santidad cristiana?
La santidad cristiana es aquel estado en el cual el hombre, habiendo así alcanzado la plena conformación con Cristo, vive la caridad de manera perfecta bajo la guía del Espíritu Santo.
Los sacramentos
Cuando Nuestro Señor Jesucristo se encontraba en este mundo comunicaba normalmente sus gracias espirituales y corporales a través del contacto físico de su persona, esto es, o con su viva voz o tocando con su mano, como cuando por ejemplo absolvió a la pecadora (Lc 7, 48) o sanó al leproso y al ciego de nacimiento (Mc 1, 41; Jn 9, 6).
Pero ahora que Jesús ha subido al cielo, ¿cómo podrá estar en contacto con nosotros y comunicarnos su gracia? Lo hace a través de los sacramentos de la Iglesia: en ellos está Él mismo que a través de la persona de su ministro también hoy nos toca, nos sana, nos alimenta y nos consuela.
Acercarse con fe a los sacramentos es encontrarse con Jesús resucitado y vivo, con Él que es nuestro único Salvador.
79. ¿Qué son los sacramentos?
Los sacramentos son los signos e instrumentos de la gracia instituidos por Jesucristo para santificarnos.
80. ¿La moral trata también de los sacramentos?
La moral trata también de los sacramentos en cuanto enseña el modo de recibirlos dignamente y con fruto. De hecho, la gracia que los sacramentos confieren es dada en proporción a las buenas disposiciones de quien los recibe.
81. ¿Cuántos y cuáles son los sacramentos?
Los sacramentos son siete: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden y Matrimonio.
82. ¿Cuáles son los sacramentos de los que se ocupa sobre todo la moral?
Son la Eucaristía y la Penitencia, en cuanto estos dos sacramentos son recibidos con frecuencia y son los medios privilegiados para progresar en la vida cristiana. Sin embargo, también es necesario conocer algo del aspecto moral de los otros sacramentos.
El Bautismo
83. ¿Qué es el Bautismo?
El Bautismo es el sacramento que nos hace nacer a la vida de la gracia y nos hace cristianos. Él nos confiere también una señal indeleble, llamada «carácter», que permite el poder recibir válidamente todos los otros sacramentos.
84. ¿Cómo se confiere el bautismo?
El Bautismo se confiere normalmente derramando agua sobre la cabeza del bautizado y pronunciando las palabras: «N., yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». En algunas ocasiones también se realiza el bautismo por inmersión, que era el modo ordinario de la Iglesia primitiva: el catecúmeno es sumergido en la pila bautismal, mientras se pronuncian las palabras rituales.
85. ¿Quién puede bautizar?
Normalmente quien bautiza es el sacerdote o el diácono. Sin embargo, en caso de necesidad, cualquiera, incluso un no cristiano, puede y debe bautizar, con tal que tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia. Estos Bautismos de urgencia se realizan sobre todo en el caso de niños en peligro de muerte.
86. ¿Cuáles son las disposiciones requeridas para recibir el Bautismo?
Un adulto que recibe el bautismo debe tener la intención de recibir el sacramento, la fe y el arrepentimiento, al menos imperfecto, de los propios pecados.
87. Cuando son bautizados los niños, ¿quiénes son los principales responsables de su educación cristiana?
Son los padres. Ellos deben, con la palabra y con el ejemplo, contribuir al crecimiento espiritual de sus hijos. La Iglesia no concede el Bautismo sin la garantía de este compromiso, porque el Bautismo marca sólo el inicio de la vida cristiana, la cual por su naturaleza de be crecer y desarrollarse.
88. ¿Cuál es el deber del padrino y de la madrina?
Es el de ayudar a los padres en su compromiso de educación cristiana.
La Confirmación
89. ¿Qué es la Confirmación?
La confirmación es el sacramento, conferido por el Obispo o por su delegado, que nos hace perfectos cristianos, es decir, cristianos adultos en la fe u capaces de rendir público testimonio de Jesucristo, Nuestro Dios y Señor, muerto y resucitado por nuestra salvación. Es la fuerza del espíritu Santo, recibida en este sacramento, la que nos permite dar testimonio y difundir nuestra fe superando toda vergüenza o temor.
90. ¿Cuáles son las disposiciones requeridas para recibir la confirmación?
Quien recibe la Confirmación, además de estar en gracia de Dios, debe conocer las principales verdades de la fe cristiana y acercarse al sacramento con devoción.
91. ¿Cuál es el deber del padrino o madrina de la Confirmación?
El padrino, o madrina, de la Confirmación debe, con la palabra y con el ejemplo, instruir y ayudar al confirmando en el compromiso de la vida cristiana. Para subrayar la unidad con el Bautismo es bueno que el padrino o la madrina de la Confirmación sean los mismos del bautismo.
Eucaristía
92. ¿Qué es el sacramento de la Eucaristía?
La Eucaristía es el sacramento que bajo las especies o apariencias del pan y del vino contiene realmente el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo para alimento espiritual de las almas.
93. ¿Qué efectos produce en nosotros la Santísima Eucaristía?
La Santísima Eucaristía conserva y acrecienta la gracia santificante, borra los pecados veniales y preserva de los mortales, nos une siempre más a Jesucristo, cabeza del Cuerpo místico, y a sus miembros, da consuelo espiritual, sostiene nuestras fuerzas a lo largo de la peregrinación de esta vida, nos hace desear la vida eterna y nos una ya a la Iglesia del cielo, a la Bienaventurada Virgen María y a todos los Santos.
94. ¿Qué se requiere para recibir dignamente la sagrada Comunión?
Para recibir dignamente la Sagrada Comunión se requieren tres cosas: estar en gracia de Dios, saber y pensar en Quién se va a recubrir, estar en ayunas desde al menos un ahora (exceptuada el agua y las medicinas). Los ancianos y enfermos están dispensados del «ayuno eucarístico».
95. ¿El que conciente de estar en pecado mortal ¡puede comulgar después de haber hecho un acto de constricción con el propósito de confesarse más tarde?
Quien es consciente de estar en pecado mortal, aunque esté arrepentido, debe confesarse antes de recibir la Eucaristía, salvo casos excepcionales (grave motivo para acercarse a la comunión unido a la imposibilidad de confesarse).
96. ¿Qué pecado comete el que recibe la Eucaristía en pecado mortal?
Quien recibe la Eucaristía en pecado mortal comete un grave sacrilegio, en cuanto que profana lo que allí hay de más sagrado en medio de nosotros, el cuerpo santísimo de Cristo.
97. El que está en pecado mortal, y por lo tanto no puede comulgar, ¿debe igualmente ir a Misa los días festivos?
La obligación de asistir a Misa los días festivos es distinta de la de comulgar. Quien no está en las condiciones de comulgar debe participar en la misa y posponer la comunión.
98. ¿Cuándo es obligatoria la comunión?
La comunión es obligatoria cada año en el tiempo pascual, y además en peligro de muerte (viático). Quien no ha comulgado en el tiempo pascual debe hacerlo cuanto antes.
La Penitencia
99. ¿Qué es el sacramento de la Penitencia?
El sacramento de la Penitencia, o Reconciliación, o Confesión, es el sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para borrar los pecados cometidos después del Bautismo. Es, por consiguiente, el sacramento de nuestra curación espiritual, llamado también sacramento de la conversión, porque realiza sacramentalmente nuestro retorno a los brazos del padre después de que nos hemos alejado con el pecado.
100. ¿Es posible obtener el perdón de los pecados mortales sin la confesión?
Después del Bautismo no es posible obtener el perdón de los pecados mortales sin la Confesión, aunque es posible anticipar el perdón con la contrición perfecta acompañada del propósito de confesarse.
101. ¿Y si después uno de hecho no se confiesa?
Quien se comporta de esta manera comete una falta grave. Pues todos los pecados mortales cometidos después del bautismo deben ser acusados en la Confesión.
102. ¿Qué se requiere para hacer una buena confesión?
Para hacer una buena confesión se necesita: hacer un cuidadoso examen de conciencia, tener dolos de los pecados cometidos y e3l firme propósito de no cometerlos más (contrición o atrición), decir los otros pecados al sacerdote (confesión), y cumplir la penitencia ( satisfacción).
103. ¿Qué es el examen de conciencia?
El examen de conciencia es la diligente búsqueda de los pecados cometidos después de la última Confesión bien hecha.
104. ¿En el examen de conciencia es necesario buscar también el número de los pecados?
De los pecados graves o mortales se necesita buscar también el número, porque cada pecado mortal debe ser acusado en la confesión.
105. ¿Qué es el dolor de los pecados?
El dolor de los pecados es el sincero pesar y la repulsa de los pecados cometidos.
106. ¿De cuántos tipos es el dolor?
El dolor es de dos tipos: dolor perfecto (o contrición) y dolor imperfecto (o atrición).
107. ¿Cuándo se tiene dolor perfecto o contrición?
Se tiene el dolor perfecto o contrición cuando se arrepiente de los propios pecados porque se ha ofendido ha Dios, infinitamente bueno y digno de ser amado: cuando el dolor nace del amor desinteresado a Dios, es decir, de la caridad.
108. ¿Cuándo se tiene el dolor imperfecto o atrición?
Se tiene el dolor imperfecto o atrición cuando el arrepentimiento, en cuanto inspirado por la fe, tiene motivaciones menos nobles: por ejemplo, cuando nace de la consideración del desorden causado por el pecado, o por el temor de la condenación eterna (Infierno) y de las tras penas que el pecador puede recibir.
109. ¿El dolor de los pecados obtiene de inmediato el perdón?
El dolor perfecto unido al propósito de confesarse obtiene inmediatamente el perdón; el dolor imperfecto lo obtiene, por el contrario, sólo en la confesión sacramental.
110. ¿Es necesario arrepentirse de todos los pecados cometidos?
Para la validez de la confesión es suficiente arrepentirse de todos los pecados mortales, mas para el progreso espiritual es necesario arrepentirse también de los pecados veniales.
111. ¿Un verdadero arrepentimiento requiere también el propósito de abandonar el pecado?
El arrepentimiento ciertamente mira hacia el pasado, pero implica necesariamente un empeño hacia el futuro con la firme voluntad de no cometer jamás el pecado.
112. ¿Se puede tener un verdadero arrepentimiento si uno prevé que antes o después recaerá en el pecado?
La previsión del pecado futuro no impiden que se tenga el propósito sincero de no cometerlo más, porque el propósito depende sólo del conocimiento que nosotros tenemos de nuestra debilidad.
113. ¿Qué es la confesión?
La confesión es la manifestación humilde y sincera de los propios pecados sal sacerdote confesor.
114. ¿Qué pecados es obligatorio confesar?
Estamos obligados a confesar todos y cada uno de los pecados graves, o mortales, cometidos después de la última confesión bien hecha.
115. ¿Cuáles son los pecados mortales más frecuentes?
Las faltas objetivamente mortales más frecuentes son (siguiendo el orden de los mandamientos): practicar de cualquier modo la magia; blasfemar; perder la Misa los domingos o en las fiestas de preceptos sin un grave motivo; tratar mal de manera grave a los propios padres o superiores; matar o herir gravemente a una persona inocente; procurar directamente el aborto; buscar el placer sexual es solitario o con otras personas que no sean el propio cónyuge; para los cónyuges, impedir la concepción en el acto conyugal; robar una suma revelante, incluso sustrayéndose en el trabajo; murmurar gravemente del prójimo o calumniarlo; cultivar vo9luntariamente pensamientos o deseos impuros; faltar gravemente el propio deber; no acercarse a la Sagrada Comunión en estado de pecado mortal; callar voluntariamente un pecado grave en la confesión.
116. ¿Si uno olvida un pecado mortal obtiene igualmente el perdón en la confesión?
Si uno olvida un pecado mortal obtiene igualmente el perdón, pero en la confesión siguiente debe confesar el pecado olvidado.
117. ¿Si uno calla voluntariamente un pecado mortal obtiene el perdón de los otros pecados?
Si uno, por vergüenza o por otros motivos, calla un pecado mortal, no sólo no obtiene ningún perdón, sino que comete un nuevo pecado de sacrilegio, el de profanación de una cosa sagrada.
118. ¿Hay obligación de confesar los pecados veniales?
La co9nfesión de los pecados veniales no es necesaria, pero es muy útil para el progreso de la vida cristiana.
119. ¿El confesor debe dar siempre la absolución?
El confesor debe dar siempre la absolución si el penitente está bien dispuesto, es decir, si está sinceramente arrepentido de todos sus pecados mortales. Si por el contrario, el penitente no está bien dispuesto, no teniendo el dolor o el propósito de enmienda, entonces el confesor no puede y no debe dar la absolución.
120. ¿Qué debe hacer el penitente después de la absolución?
El penitente después de la absolución debe cumplir la penitencia que le ha sido impuesta y reparar los daños que sus pecados hubiesen eventualmente causado al prójimo /por ejemplo, debe restituir lo robado).
121. ¿Cuáles son los efectos del sacramento de la Penitencia?
Son la reconciliación con Dios y con la Iglesia, la recuperación de la gracia santificante, el aumento de las fuerzas espirituales para caminar hacia la perfección, la paz y la serenidad de la conciencia con una vivísima consolación del espíritu.
122. ¿Cómo se puede superar la dificultad que se siente para confesarse?
El que tiene dificultades para confesarse debe considerar que el sacramento de la Penitencia es un don maravillosos que el Señor nos ha dado. En el «tribunal» de la Penitencia el culpable jamás es condenado, sino sólo absuelto. Pues quien se confiesa no se encuentra con un simple hombre, sino con Jesús, el cual, presente en su ministro, como hizo un tiempo con el leproso del Evangelio (Mc 1, 40ss.) también hoy nos toca u nos cura; y, como hizo con la niña que yacía muerta nos toma de la mano repitiendo aquellas palabras: «¡Talita kumi, niña, a ti te digo, levántate!» (Mc 5, 41).
123. ¿La confesión nos ayuda también en el camino de la virtud?
La confesión es un medio extraordinariamente eficaz para progresar en el camino de la perfección. En efecto, además de darnos la gracia «medicinal» propia del sacramento, nos hace ejercitar las virtudes fundamentales de nuestra vida cristiana. La humildad ante todo, que es la base de todo el edificio espiritual, después la fe en Jesús Salvador y en sus méritos infinitos, la esperanza del perdón y de la vida eterna, el amor hacia Dios y hacia el prójimo, la apertura de nuestro corazón a la reconciliación con quien nos ha ofendido. En fin, la sinceridad, la separación del pecado y el deseo sincero de progresar espiritualmente.
La Unción de los enfermos
124. ¿Qué es la Unción de los enfermos?
La Unción de los enfermos, llamada también Oleo santo, es el sacramento, administrado por el sacerdote, que confiere una gracia especial al cristiano aquejado de cualquier enfermedad grave o de la vejez.
125. ¿Cuáles son las disposiciones requeridas para recibir dignamente este sacramento?
Para recibir dignamente la Unción de los enfermos es necesario estar en estado de gracia, confiar en la virtud del sacramento y en la divina misericordia, y finalmente abandonarse a la voluntad de Dios.
126. ¿Es bueno recibir la Unción de los enfermos cuando se está todavía lúcido de mente?
Es sumamente recomendablemente recibir la Unción de los enfermos cuando se está todavía en la plena posesión de las propias facultades, porque este sacramento, como todos los otros sacramentos, aumenta la gracia en proporción a las buenas disposiciones y al fervor de quien lo recibe.
127. ¿Cuáles son los efectos de la Unción de los enfermos?
En quien recibe con fe y devoción la Unción de los enfermos produce la unión con la pasión de Jesucristo, por el bien del enfermo y de toda la Iglesia, conforta y da la paz, concede el perdón de los pecados en el caso de que el enfermo no hubiese podido obtenerlo con el sacramento de la Penitencia, confiere también la salud del enfermo prepara para el eventual paso a la vida eterna.
128. ¿Cómo se debe ejercer la caridad hacia las personas gravemente enfermas o ancianas?
La caridad cristiana requiere que no se tenga en cuenta solamente el cuerpo, sino también el alma. Quien asiste a los enfermos está por tanto obligado a obrar4 de tal manera que no les falten los consuelos de la fe a aquellos que se encuentran cercanos al momento que decidirá su salvación eterna.
El Orden sagrado
129. ¿Qué es el Orden sagrado?
El Orden sagrado es el sacramento, administrado por el obispo, que confiere los tres grados del ministerio jerárquico de la Iglesia, es decir, que consagra a los obispos, a los sacerdotes y a los diáconos.
130. ¿Es necesario que en la Iglesia haya ministros ordenados?
Es absolutamente necesario, por explícita voluntad de su fundador, que en la Iglesia haya ministros ordenados, a través de los cuales el Señor resucitado continúa obrando la salvación en medio de nosotros. Si no hubiese obispos ni sacerdotes faltaría el sacramento de la confesión y permaneceríamos en nuestros pecados, no se celebraría la Santa Misa y no podríamos recibir la Eucaristía, por tanto, comprometida toda la existencia cristiana.
131. ¿Cuáles son los deberes de los cristianos respecto a los ministros de la Iglesia?
Los cristianos deben a sus ministros sagrados respeto y obediencia, recordando las palabras de Jesús: «El que os escucha, me escucha a mí, el que os desprecia, me desprecia a mí» (Lc 10, 16).
132. ¿Hay otros deberes respecto de la Iglesia?
Los cristianos deben proveer, según sus posibilidades y siguiendo las vías establecidas incluso por la ley civil, al sostenimiento económico de aquéllos que se dedican totalmente a nuestro bien espiritual.
El Matrimonio
133. ¿Qué es el Matrimonio?
El Matrimonio es el sacramento instituido por Jesucristo que establece una unión santa e indisoluble entre el hombre y la mujer, dándoles la gracia de amarse fielmente y de educar cristianamente a sus hijos.
134. ¿Qué se requiere para contraer válidamente el Matrimonio?
Para contraer válidamente el Matrimonio es necesario estar libres de eventuales impedimentos y manifestar libremente el propio consentimiento delante del asistente designado (habitualmente el párroco) y de dos testigos. Se necesita además estar suficientemente instruido sobre las verdades de la fe y de la moral, en particular sobre las que son las propiedades esenciales del matrimonio.
135. ¿Cuáles son las propiedades esenciales del matrimonio?
Son la unidad, que excluye la poligamia; la indisolubilidad, que excluye el divorcio; y la apertura a la fecundidad, que excluye la voluntad de no engendrar.
136. ¿Qué significa el hecho de que las tres características mencionadas son propiedades esenciales?
Significa que si uno no tiene intención de excluir la bigamia o la poligamia, o no está decidido a permanecer para siempre fiel a su cónyuge excluyendo el divorcio, o si no quiere de ninguna manera tener hijos, no contrae válidamente el matrimonio.
137. ¿Qué se requiere para el matrimonio, además de válido, sea espiritualmente provechosos?
Se requieren que los contrayentes estén en estado de gracia y reciban el sacramento con fe y devoción.
138. ¿La unión sexual es lícita sólo en el matrimonio?
Por ley divina y natural toda unión de tipo sexual es lícita solamente en el matrimonio legítimo entre hombre y mujer. Para los bautizados no existe ningún matrimonio válido que no sea también sacramento.
La ley Divina
La ley divina se expresa en los mandamientos de Dios y en los preceptos de la Iglesia. Los mandamientos y los preceptos son la síntesis concreta de todo lo que el hombre debe hacer o evitar para adquirirla las virtudes, conquistar la verdadera libertad y alcanzar el Sumo Bien.
Dios ha dado su ley para que el hombre no se engañe sobre lo que es su verdadero bien. A menudo sucede que las personas no quieren entender para no tener que hacer el bien, es decir, encuentran muchos argumentos para justificarse, y hacer aquello que es más fácil y cómodo en vez de lo que es justo.
Cada mandamiento o precepto contiene una parte positiva (las «ordenes» que se deben cumplir) para realizar el bien, y una parte negativa (las «prohibiciones» que se deben observar) para evitar el mal.
Los mandamientos se pueden comparar con la «receta del médico». El médico en su prescripción compendia su ciencia: manda lo que debemos hacer e indica lo que debemos evitar para adquirir y mantener la salud y el bienestar físico. Así, Dios con los mandamientos prescribe lo que debe ser cumplido y prohíbe lo que debe ser evitado para que alcancemos y conservemos nuestra salud y belleza interior, conformes a la dignidad humana y a nuestra adopción de hijos suyos.
Jesucristo, que es «el camino, la verdad y la vida», es el maestro que nos enseña cómo deben ser observados de modo perfecto los mandamientos y los preceptos.
139. ¿Qué es la ley de Dios?
Es el camino que Dios nos indica para conducirnos a la plena realización de nosotros mismos, y a la consecución del fin de nuestra vida que es la felicidad eterna.
140. ¿Cómo se divide la ley de Dios?
La ley de Dios se divide en ley natural y ley revelada.
141. ¿Qué es la ley natural?
Es aquella ley en el corazón de todo hombre que nos manda ante todo hacer el bien y evitar el mal. Ella ordena, pues, obrar siempre según la razón para alcanzar los bienes fundamentales del hombre, o sea, la conservación de la propia existencia, la procreación y la educación de los hijos, la búsqueda de la verdad, sobre todo la verdad de Dios y la construcción de una sociedad humana basada en la justicia.
142. ¿Qué es la ley revelada?
Es la ley promulgada por Dios en el Antiguo y en el Nuevo testamento.
143. ¿Qué añade la ley revelada a la ley natural?
Añade esencialmente los dos preceptos de la caridad enseñados por Jesús:
– Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
– Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
144. ¿Dónde está sintetizada toda la ley divina, tanto la natural como la revelada?
La ley de Dios está sintetizada en los diez mandamiento. A ellos se añadieron después los preceptos de la Iglesia.
145. ¿Cuáles son los diez mandamientos?
Los diez mandamientos son:
Yo soy el Señor Dios tuyo:
– No tendrás otro Dios fuera de mí.
– No tomarás el nombre de Dios en vano.
– Acuérdate de santificar las fiestas.
– Honra a tu padre y a tu madre.
– No matarás.
– No cometerás actos impuros.
– No robarás.
– No darás falsos testimonios.
– No desearás la mujer (o el marido) de tu prójimo.
– No codiciarás los bienes ajenos.
146. ¿Qué prescriben los preceptos de la Iglesia?
Los preceptos de la Iglesia prescriben: la participación en la Eucaristía el domingo y las otras fiestas de precepto; la confesión de los pecados mortales al menos una vez al año, en peligro de muerte, y si se ha de comulgar; la práctica penitencial del viernes y el ayuno en los días prescritos el miércoles de ceniza y el viernes santo). Además nos recuerdan que debemos salir al encuentro de las necesidades materiales de la Iglesia según nuestras posibilidades.
147. ¿Qué debemos considerar en todo mandamiento o precepto?
En todo mandamiento o precepto debemos considerar la parte positiva, que nos indica lo que debemos hacer, y la parte negativa, que nos indica lo que debemos evitar.
El primer mandamiento
148. ¿Qué nos ordena el primer mandamiento?
El primer mandamiento – «No tendrás otro Dios fuera de mí» – nos ordena ejercitar las tres virtudes teologales, es decir, la fe, la esperanza y la caridad, y en particular la virtud de la religión.
149. ¿Qué nos ordena el primer mandamiento de acuerdo a la fe?
El primer mandamiento, respecto de la fe, nos ordena profesarla interna y externamente, y alimentarla y guardarla con prudencia y vigilancia, rechazando todo lo que es contrario.
150. ¿Qué nos prohíbe el primer mandamiento respecto de la fe?
El primer mandamiento, respecto de la fe, nos prohíbe la incredulidad (el descuido o el rechazo voluntario), la herejía (la negación obstinada de cualquier verdad revelada), la apostasí (el repudio total de la fe cristiana) y el cisma (el rechazo de la sumisión al Romano Pontífice).
151. ¿Qué nos ordena el primer mandamiento respecto de la esperanza?
El primer mandamiento, respecto de la esperanza, nos ordena custodiarla y alimentarla reavivando la confianza en las promesas de Dios y en los méritos de Jesús Salvador.
152. ¿Qué nos prohíbe el primer mandamiento respecto a la esperanza?
El primer mandamiento, respecto de la esperanza, nos prohíbe la desesperación de la salvación y la presunción de salvarnos sin merecerlo.
153. ¿Qué nos ordena el primer mandamiento respecto a la caridad?
El primer mandamiento, respecto a la caridad, nos ordena amar a Dios sobre todas las cosas creciendo siempre más en este amor, y amar al prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios.
154. ¿Qué nos prohíbe el primer mandamiento respecto a la caridad?
El primer mandamiento, respecto a la caridad, nos prohíbe la indiferencia, la ingratitud, la frialdad voluntaria, la indolencia (la pereza espiritual), el odio contra Dios y contra el prójimo.
155. ¿Qué es la virtud de la religión?
Es la virtud, relacionada con la justicia, que nos hace dar a Dios el culto debido. Es, en efecto, de justicia que el hombre debe tener a Dios como su bien supremo: debe adorarlo y acoger su amor, sometiéndose a su voluntad y dirigiéndose a él con confianza filial.
156. ¿Cuál es el acto principal de la virtud de la religión?
El acto principal de la virtud de la religión es la adoración, mediante el cual reconocemos la «nada» de la criatura frente a la infinita grandeza de Dios.
157. ¿Cuáles son los otros actos de la virtud de la religión?
Los otros actos de la virtud de la religión son la oración, el sacrilegio, los votos y las promesas.
158. ¿Qué es la oración?
La oración es una elevación del alma a Dios, o la petición a Dios de cualquier bien. Es una condición indispensable para obtener la fuerza de obedecer a los mandamientos de Dios.
159. ¿Rezar significa sólo pedir algo a Dios?
Además de la oración de petición y de intersección, existe también la oración de alabanza, de acción de gracias o también de simple contemplación de la grandeza y de la belleza de Dios.
160. ¿Cuáles son las principales formas de oración?
Está la oración vocal, aquella que se expresa con palabras; pero está también la oración mental, que consiste en elevar el propio pensamiento y el propio afecto a Dios. Es la llamada «meditación», tan recomendada por los directores espirituales, y que es absolutamente indispensable para quien quiera vivir en profundidad su vida cristiana y progresar espiritualmente.
161. ¿No es una oración suficiente la de ofrecer a Dios lo que hacemos durante el día?
Esto es una cosa óptima, pero por sí solo no es suficiente, y estrictamente hablando no es oración. Es indispensable dedicar un poco de nuestro tiempo sólo a Dios, siguiendo el ejemplo de Jesús, que se retiraba a menudo a lugares solitarios para orar. Un buen cristiano jamás descuida, por ejemplo, las oraciones de la mañana y de la noche.
162. ¿Qué es el sacrificio?
El sacrificio es la inmolación de algo a Dios. El único sacrificio verdaderamente perfecto es el que Jesús ha ofrecido al Padre sobre la Cruz, y que ha quedado presente en la Santa Misa. Participando en la Eucaristía, nosotros participamos en el sacrificio de Jesús, y somos invitados a unir al suyo los pequeños o grandes sacrificios de nuestra vida cotidiana.
163. ¿Qué es el voto?
El voto es la promesa hecha a Dios de un bien adecuado y posible. Es un acto de devoción que rinde culto a Dios. Puede ser hecho también para obtener alguna gracia de Dios.
164. ¿Es posible obtener la dispensa de un voto?
El voto puede ser dispensado por la autoridad competente, que para los votos privados emitidos por los simples fieles puede ser también el párroco.
165. ¿Hay votos que tienen una importancia particular?
La Iglesia reconoce un valor ejemplar en los votos públicos de castidad, pobreza y obediencia, que caracterizan la vida religiosa.
166. ¿De dónde nace su importancia?
Del hecho de que con estos votos el cristiano se desprende de los bienes terrenos y corporales, y también de sí mismo, para consagrarse totalmente a Dios amado sobre todas las cosas, convirtiéndose así, no sólo en el primero, sino en el único bien.
167. ¿En qué se inspira la vida religiosa?
La vida religiosa imita el estilo de vida de Jesús, que no formó una familia propia, sino que vivió una vida pobre y austera en total obediencia al Padre. En este sentido la vida religiosa constituye una manifestación particularísima de la santidad de la Iglesia.
168. ¿Cuáles son los pecados contrarios a la virtud de la religión prohibidos por el primer mandamiento?
El primer mandamiento prohíbe la superstición (atribución de algún poder milagroso a cosas o acciones que no lo tienen), la idolatría (adoración de cualquier realidad creada), la adivinación (indebida búsqueda de realidades ocultas), la magia (explotación de poderes ocultos), la brujería y el espiritismo. Además prohíbe los pecados de irreligión, como el tentar a Dios (desafiar a Dios), el sacrilegio (profanación de cosas sagradas) y la simonía (compraventa de bienes sagrados).
169. ¿Están prohibidas, por lo tanto, todas las formas de adivinación o de magia hoy tan difundidas?
Todas las formas de adivinación o de magia, como el recurso a Satanás o a los demonios, la evocación de los muertos u otras prácticas similares, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. El primer mandamiento prohíbe en particular también la fe en los horóscopos, la astrología, la quiromancia, la cartomancia, la interpretación de los presagios y del destino, los fenómenos de videncia, el recurso a los médiums y las prácticas espiritistas de cualquier tipo.
170. ¿Por qué todas estas prácticas son pecado?
Porque se niega a Dios su amor de Padre que provee directamente a sus hijos, y a cada uno personalmente. Además en esas prácticas se esconde siempre un recurso a poderes mágicos que se oponen a la voluntad de Dios, y a menudo se recurre explícita o implícitamente al demonio.
171. ¿El primer mandamiento prohíbe también el culto a las imágenes?
El culto cristiano a las imágenes no es contrario a el primer mandamiento, porque el honor que se rinde a una imagen pertenece a quien es representado.
172. ¿El ateísmo es un grave pecado?
Por el hecho de que se rechaza la fe en Dios, el ateísmo es un grave pecado contra la virtud de la religión. La responsabilidad de esta culpa puede, no obstante, ser atenuada por las intenciones o por las circunstancias.
173. ¿Qué es el agnosticismo?
El agnosticismo es la postura de quien no se pronuncia sobre la existencia de Dios, declarando que sería imposible probarla, de la misma manera que es imposible negarla. A menudo el agnosticismo equivale a un ateísmo práctico. En todo caso esta en oposición con la virtud de la religión.
174. ¿Qué obtiene el que observa fielmente el primer mandamiento?
Quien observa fielmente el primer mandamiento obtiene la seguridad de una fe sincera, el consuelo de la esperanza, la alegría de la caridad, el gusto de la oración y del culto divino.
El segundo mandamiento
175. ¿Qué nos ordena el segundo mandamiento?
El segundo mandamiento – «No tomarás el nombre de Dios en vano» – nos manda respetar el nombre del Señor, de testimoniarlo profesando nuestra fe sin ceder al miedo, y de cumplir los juramentos y las promesas hechas a los otros en el nombre de Dios.
176. ¿Qué nos prohíbe el segundo mandamiento?
El segundo mandamiento nos prohíbe ante todo la blasfemia, que es objetivamente un pecado gravísimo. Nos prohíbe además pronunciar el santo nombre de Dios, como el de Jesucristo, de la Bienaventurada Virgen y de los Santos, con ira, con desprecio o de otro modo irreverente.
177. ¿Hay diferencia entre la blasfemia y la imprecación?
Hay diferencia porque la blasfemia esta dirigida contra Dios, mientras la imprecación puede ser dirigida también contra el prójimo o hacia los acontecimientos contra los que se rebela.
178. ¿Qué es el juramento?
El juramento es aquel acto con que se pone a Dios como testigo de la verdad de lo que se dice o se promete. Con él se invoca la veracidad divina como testimonio de la propia verdad.
179. ¿Qué prohíbe el segundo mandamiento respecto al juramento?
El segundo mandamiento prohíbe el perjurio o juramento falso, y también los juramentos ilícitos, aquellos con los que nos comprometemos a cumplir el mal.
180. ¿Estamos obligados a mantener los juramentos con los cuales nos comprometemos a hacer cosas injustas o ilícitas?
No sólo no estamos obligados, sino que cometeremos un pecado ejecutando aquellas acciones malas, a las culpablemente nos hemos comprometido de esa manera.
181. ¿Está bien recurrir a menudo al juramento?
No esta bien recurrir a menudo al juramento, sino que está reservado para casos de verdadera necesidad.
182. ¿Qué obtiene el que observa fielmente el segundo mandamiento?
Quien observa fielmente el segundo mandamiento obtiene una familiar confianza con Dios, con la Bienaventurada Virgen María y con los Santos, su especial protección y una alabanza espontánea y gozosa de la grandeza y de la omnipotencia divina.
El tercer mandamiento
183. ¿Qué nos ordena el tercer mandamiento?
El tercer mandamiento – «Acuérdate de santificar las fiestas» – nos ordena honrar a Dios con obras de culto en los días festivos de precepto.
184. ¿Cuál es la fiesta fundamental para los cristianos?
La fiesta fundamental y primordial para los cristianos es la Pascua de Resurrección, cuya celebración se revive cada semana en el día del Señor, el domingo.
185. ¿Cuáles son los otros días festivos de precepto además del domingo?
Además del domingo celebramos actualmente en toda España como días festivos de precepto las solemnidades de la Santísima Madre de Dios (1 de enero), la Epifanía (6 de enero), San José (19 de marzo), Santiago Apóstol (25 de junio), la Asunción (15 de agosto), Todos los Santos (1 de noviembre), la Inmaculada Concepción (8 de diciembre), y la Navidad (25 de diciembre). Algunas comunidades autónomas tienen además otras fiestas de precepto.
186. ¿Qué actos de culto están prescritos para el domingo y las otras fiestas de precepto?
La Iglesia ha especificado el tercer mandamiento con l precepto de la participación en la celebración de la Eucaristía. Satisface tal precepto quien asiste a la Santa misa, dondequiera que se celebre el rito católico, en el mismo día de la fiesta o en la tarde del día precedente.
187.¿Es grave la obligación de participar en la celebración de la eucaristía los días festivos?
La Santa Misa en días festivos funda y confirma todo comportamiento cristiano, por lo cual aquellos que deliberadamente y sin un real impedimento no observan esta obligación cometen pecado mortal.
188.¿Se puede sustituir la Misa en días festivos con otra practica o con una Misa en otros días?
Esto no es posible: tanto porque la Eucaristía es el único acto de culto verdaderamente digno de Dios , como porque estaría abiertamente contra el mandamiento que ordena santificar la fiesta . Es especialmente en el domingo, memorial de la Pascua, cuando los fieles se sienten y son comunidad, Pueblo de Dios e Iglesia, unidos por el Espíritu de Cristo muerto y resucitado.
189. ¿Qué nos prohíbe el tercer mandamiento?
El tercer mandamiento nos prohíbe el trabajo en días de fiesta. Por lo tanto, en los días de precepto los fieles deben abstenerse de aquellos trabajos o de aquellas actividades que impiden el culto debido a Dios, La alegría propia del día del Señor, la practica de las obras de misericordia y la necesaria distinción de la mente y del cuerpo. Se debe también evitar, por consiguiente, el imponer a otros sin necesidad lo que les impediría respetar el día del Señor.
190. ¿Qué obtiene el que observa fielmente el tercer mandamiento?
Quien observa fielmente el tercer mandamiento se siente parte viva de la gran familia de Dios, que tiene a Cristo como cabeza, goza de la presencia de los hermanos en la fe y se siente participe del reposo de Dios (que el séptimo día descanso), viviendo casi un anticipo del paraíso.
El cuarto mandamiento
191. ¿ Qué nos ordena el cuarto mandamiento?
El cuarto mandamiento «Honra a tu padre y a tu madre» nos ordena respetar, después de Dios, a nuestros padres, y también a todos aquellos que Dios, para nuestro bien, ha revestido de una cierta autoridad.
192. ¿ A quiénes se dirige el cuarto mandamiento?
El cuarto mandamiento se dirige ante todo a los hijos, pero implícitamente concierne a cualquiera que esta bajo toda legitima autoridad. Además incluye y sobreentiende los deberes de los padres, tutores, docentes, jefes, magistrados, gobernantes y de todos aquellos que ejercen una autoridad sobre otros o sobre una comunidad de personas.
193. ¿ Cuáles son los deberes de los hijos hacia los padres?
Los hijos deben ejercitar respecto a los padres la virtud de la piedad filial, que comparta el respeto, el reconocimiento, la obediencia y la ayuda a las necesidades, sobre todo durante la vejez.
194. ¿ Cuáles son los deberes de los padres hacia los hijos?
Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos en la fe, en la oración y en todas las virtudes. Ellos tienen el deber de proveer en la medida de lo posible, a las necesidades materiales y espirituales de sus hijos.
195. ¿Qué es la familia?
La familia es la sociedad natural en la cual el hombre y la mujer son llamados al don reciproco de sí mismos en el amor abierto a la vida. Ella es la célula originaria de la vida social.
196. ¿Dónde podemos encontrar un ejemplo de las virtudes familiares y domésticas?
El ejemplo más bellos de las virtudes familiares y domésticas lo encontramos en la Sagrada Familia de Nazaret, donde Jesús vivió sometido a María Santísima y a San José hasta que inició su misión pública anunciando el Reino de Dios.
197. ¿Qué es la sociedad civil?
La sociedad civil es la unión de muchas familias reunidas bajo una única autoridad, con el fin de conseguir con la ayuda recíproca el propio perfeccionamiento y el bien de toda la comunidad.
198. ¿Cuáles son los deberes de la autoridad civil respecto a la familia?
La autoridad debe respetar la familia como sociedad natural que precede a la constitución misma del estado, por lo cual debe tutearla y asegurar el ejercicio de sus derechos fundamentales.
199. ¿Existe la obligación por parte de los ciudadanos de respetar a su vez a la autoridad civil?
Todos aquellos que están sometidos a la autoridad civil deben respetarla y obedecer las leyes que ella promulga. Pero en el caso de que tal autoridad prescribiese algo contrario al orden moral o a la enseñanza del Evangelio, el ciudadano no debe obedecer.
200. ¿Existe algún otro deber hacia la comunidad civil, además del respeto a su autoridad y a sus leyes?
Los ciudadanos deben actuar de tal manera que la sociedad civil sea virtuosa , pacífica, ordenada y próspera, y esto por el bien de todos. Deben, por ejemplo, pagar los impuestos prescritos. Si objetivamente los considerasen injustos, se comprometan a pagar un poco más de cuanto en conciencia crean justo, y además sean generosos con las instituciones caritativas.
201. ¿Qué obtiene el que observa fielmente el cuarto mandamiento?
Quien observa fielmente el cuarto mandamiento goza de una particular bendición del Señor, que garantiza la concordia familiar y un amor afectuoso y satisfactorio. Posee además el valor del gozo y de la serenidad interior, que nacen de la conciencia de colaborar activamente en la construcción del bien común, que es el bien terreno «más grande y más divino» (Santo Tomás de Aquino).
El quinto mandamiento
202. ¿Qué nos ordena el quinto mandamiento?
El quinto mandamiento – «No matarás» – nos ordena respetar toda la vida humana inocente, desde el momento de la concepción hasta el de la muerte.
203. ¿Por qué debemos respetar la vida humana?
Porque toda persona humana ha sido querida por sí misma a imagen y semejanza del Dios viviente y santo y, dotada de un alma espiritual e inmortal, es llamada a participar en la eternidad de la misma vida de Dios.
204. ¿Qué nos prohíbe el quinto mandamiento?
El quinto mandamiento nos prohíbe matar, herir o golpear al prójimo; dañar de cualquier otro modo su vida corporal o espiritual, y también ofenderlos con palabras injuriosas o desearle el mal. Prohíbe también dañar nuestra propia vida, y sobre todo suprimirla con el suicido.
205. ¿Hay cosas en los cuales es lícito matar?
Los casos lícito están limitados a la legitima defensa, personal o también del bien común de la sociedad civil, supuesto, sin embargo, que no haya ningún otro modo de obtener el resultado deseado.
206. ¿Jamás es lícito el aborto?
El aborto directo, que es la eliminación de una vida humana inocente, es en sí mismo un abominable delito. La Iglesia condena con la excomunión este gravísimo pecado.
207. ¿Es necesario respetar también los embriones humanos?
Dado que debe ser tratado como persona desde el instante de la concepción, el embrión debe ser defendido en su integridad, cuidado y curado como todo ser humano. No debe olvidarse jamás que todo ser humano tiene derecho a nacer en una familia «normal», y a tener un padre y una madre naturales.
208. ¿Es lícita la diagnosis prenatal?
La diagnosis prenatal es lícita si respeta la vida concebida y está a su salvaguardia. Es, por el contrario, ilícita si contempla la eventualidad de provocar un aborto: una diagnosis no debe jamás equivaler a una sentencia de muerte.
209. ¿Es lícita la eutanasia?
La eutanasia, es decir, todo comportamiento que tenga como fin a la vida de personas discapacitadas, ancianas, enfermas o en estado terminal, constituye un homicidio, y por lo tanto es siempre gravemente ilícita. Quien lapide para sí mismo es culpable de suicidio.
210. ¿Qué es el escándalo?
El escándalo es una actitud o comportamiento que induce a otros a hacer el mal. Puede ser un pecado particularmente grave, porque atenta contra la vida de la gracia del prójimo, poniendo en peligro su salvación eterna.
211. ¿Qué debe hacer el que ha dañado al prójimo en el cuerpo o en el alma?
Quien ha dañado al prójimo en el cuerpo o en el alma no basta que se confiese, sino que debe reparar el mal ocasionado resarciendo los daños, retractando los errores enseñados y dando buen ejemplo. Todo esto es requerido por la virtud de la justicia.
212. ¿El quinto mandamiento se relaciona también con la virtud de la templanza?
Ciertamente, en cuanto prescribe la justa medida en el cuidado del cuerpo, y prohíbe, por ejemplo, el abuso de la comida, del alcohol, del tabaco y sobre todo de la droga. Todo esto es requerido por la virtud de la templanza.
213. ¿Qué obtiene el que observa fielmente el quinto mandamiento?
Obtiene la amistad, que es el premio delos buenos. El don de la amistad favorece una gran felicidad, porque en la prosperidad no molesta y en la adversidad no abandona. Con la amistad sobreviene también la alegría de vivir y de obrar por el bien.
Además ve instintivamente en el prójimo a Jesús mismo, el cual ha dicho: «Cada vez que lo hicisteis (o no lo hicisteis) con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis (o no lo hicisteis)» (Mt 25, 40-45). Por tanto, respeta al prójimo en su identidad cultural, religiosa y social, y ayuda según tus posibilidades en las necesidades espirituales y materiales de los otros con generosidad desinteresada.
El sexto mandamiento
214. ¿Qué nos ordena el sexto mandamiento?
El sexto mandamiento – «No cometerás actos impuros» – nos prescribe la practica de la virtud de la castidad según los diversos estados de vida.
215. ¿Qué es la castidad?
La castidad es aquella parte de la virtud de la templanza que regula el uso de la sexualidad según el dictamen de la recta razón.
216. ¿Qué dice la recta razón respecto al uso de la sexualidad?
La recta razón nos dice que la sexualidad tiene dos finales indisolubles: el amor recíproco y la procreación. Por eso no deberá existir relación sexual sin apertura a la procreación, ni procreación sin una relación sexual. Así la sexualidad podrá ser realizada lícitamente sólo en el matrimonio legítimo, y además en tal matrimonio la satisfacción sexual completa podrá ser buscada sólo en la relación conyugal de forma natural y abierta a la vida. En esta norma está resumida toda la moral sexual.
217. ¿Cuál es el fundamento de esta norma?
Esta norma se fundamenta en la naturaleza misma de la sexualidad, que tiene como finalidad unir al hombre y a la mujer en una relación de amor indisoluble (matrimonio) que por su naturaleza es fecundo y abierto al don de la vida. La sexualidad tiene en sí misma algo de sagrado por la intrínseca unión que el hombre no puede romper por su iniciativa.
218. ¿Qué prohíbe, por consiguiente, el sexto mandamiento?
El sexto mandamiento prohíbe a toda clase de personas cualquier uso deliberado de la sexualidad fuera de la norma de la que hemos hablado. Ésta prohíbe , por tanto, la búsqueda en solitario del placer sexual, la fornicación (unión entre el hombre y la mujer fuera del matrimonio), el adulterio (relación de una persona casada con otra que no es el propio cónyuge), la homosexualidad (relaciones sexuales entre personas del mismo sexo), la bestialidad (relaciones con animales) y otras posibles depravaciones sexuales. Naturalmente, están prohibidas también otras faltas más particulares, como por ejemplo, la prostitución y la violación.
219. ¿Es, por tanto, ilícita toda forma de contracepción, si el acto sexual entre cónyuges debe estar abierto a la vida?
Todo comportamiento que, o en previsión del acto conyugal, o en su ejecución, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales se proponga, como fin o como medio, impedir la procreación, es siempre ilícito.
220. ¿Puede ser lícita la continencia periódica en el matrimonio, esto es, el limitar las relaciones conyugales sólo a los períodos no fecundos?
Si se practica por serios motivos, la continencia periódica es lícita, porque no compromete la naturaleza intrínseca del acto conyugal.
221. ¿Existen otras ofensas a la dignidad del matrimonio, además de la ya vistas?
Además del adulterio, son gravemente lesivas a la dignidad del matrimonio el divorcio, la poligamia, el incesto y las uniones libres.
222. ¿En qué situación se encuentran los divorciados casados de nuevo?
Los divorciados casados de nuevo, a diferencia de los que no se han vuelto a casar y que viven en la continencia, se encuentran en una situación objetiva de pecado, en la que libremente quieren permanecer. Por lo tanto, no pueden recibir la absolución y acercarse a la comunión eucarística por la ausencia del arrepentimiento y del propósito de enmienda.
223. ¿Las faltas contra la castidad son siempre graves?
La Iglesia enseña que el orden humano de la sexualidad afecta a valores tan altos que toda violación directa de este orden es objetivamente grave.
224. ¿Hay alguna otra virtud relacionada con la castidad?
Estrictamente relacionada con la castidad, casi para su salvaguarda, está la virtud de la modestia, que regula aquellos actos que pueden fácilmente causar una satisfacción o un placer de naturaleza sexual, como las miradas, los tocamientos, los besos y los abrazos.
225. ¿Tales actos son siempre pecaminosos?
Fuera del matrimonio tales actos pueden ser más o menos pecaminosos según las intenciones de quien los realiza, de su influjo sobre el placer sexual y del peligro más o menos grande de consentir en tal satisfacción o placer.
226. ¿Es, por tanto, importante guardar el sentido del pudor?
El pudor protege la intimidad. Regula las miradas, las acciones y los gestos en conformidad con la dignidad de la persona. Inspira la elección del vestuario y resiste, si es necesario, a eventuales solitaciones de la moda. Enseñar el pudor a los niños y a los adolescentes es suscitar en ellos el respeto de la persona humana.
227. ¿Cuál es la forma más noble de la virtud de la castidad?
La castidad embellece y eleva cualquier estado de vida, tanto el juvenil como el matrimonial y el de la viudez, pero su forma más elevada está, constituida por la virginidad elegida por el Reino de los cielos, es decir, para seguir a Jesús más de cerca. La virginidad consagrada por un voto es, pues, un elemento fundamental y caracterizante del estado religioso.
228. ¿Qué nos enseña, en conclusión, el sexto mandamiento?
El sexto mandamiento nos enseña el respeto del cuerpo, propio y ajeno, sede de un alma espiritual e inmortal destinada a ser templo vivo del espíritu Santo. Nos enseña además la ascesis, la renuncia, el espíritu de sacrificio para vencer nuestro egoísmo y poder amar a Dios, a nosotros mismos y al prójimo sin reservas y con todas nuestras fuerzas.
229. ¿Qué obtiene el que observa fielmente el sexto mandamiento?
Quien observa fielmente el sexto mandamiento mantiene intacta su belleza y su fuerza interior, haciéndose capaz de un amor y de una donación total, sin esclavitud y sin segundas intenciones. Así el hombre y la mujer se encuentran en el matrimonio para caminar juntos gozosamente sobre la vía de la perfección cristiana, amándose fielmente y ayudándose «como compañeros de viaje» (A. Manzoni). Quien ha elegido, por el contrario, el camino de la virginidad vive en plenitud de la libertad de los hijos de Dios, casi anticipando la condición bienaventurada de los resultados (Lc 20, 35).
El séptimo mandamiento
230. ¿Qué nos ordena el séptimo mandamiento?
El séptimo mandamiento – «No robarás» – prescribe la justicia y la caridad en la gestión de los bienes materiales y de los frutos del trabajo humano. Exige, en vistas del bien común, el respeto del destino universal de los bienes y del derecho de propiedad privada.
231. ¿Cuál es la relación entre el destino universal de los bienes y la propiedad privada?
El derecho de la propiedad privada, adquirida con el trabajo, o recibida en herencia o bien como don, no elimina la originaria donación de la tierra al conjunto de la humanidad, por lo cual el destino universal de los bienes permanece como propietario, aunque la promoción del bien común exige el respeto de la propiedad privada, del derecho a la misma y de su ejercicio.
232. ¿Qué virtudes están relacionadas con el séptimo mandamiento?
Con el séptimo mandamiento se relaciona en primer lugar la virtud de la justicia, la cual hace que sean respetados los derechos del prójimo y se le dé lo que es debido, y en segundo lugar la virtud de la solidaridad social.
233. ¿Qué nos prohíbe el séptimo mandamiento?
El séptimo mandamiento nos prohíbe el hurto y toda forma de sustraer y conservar injustamente los bienes del prójimo o de la colectividad, como retener deliberadamente cosas dejadas en préstamo u objetos perdidos, cometer fraudes en el comercio, pagar salarios injustos, elevar los precios especulando con la ignorancia o con la necesidad ajena, no cumplir el propio deber durante las horas de trabajo o sustraerse indebidamente o con engaño a las propias tareas.
234. ¿Tales faltas son siempre graves?
Son graves cuando el daño ocasionado al prójimo es importante.
235. ¿Qué debe hacer el que es culpable de tales faltas?
Quien ha perjudicado de cualquier manera al prójimo en sus bienes no basta que se arrepienta y se confiese; debe también resarcir lo indebidamente apropiado y reparar los daños causados.
236. ¿El séptimo mandamiento considera también los bienes de la naturaleza?
El dominio otorgado por Dios al hombre sobre los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede estar separado del respeto delas obligaciones morales, comprendidas aquéllas que miran a las generaciones futuras.
237. ¿Por qué la Iglesia se interesa también por cuestiones económicas y sociales?
La Iglesia puede y debe dar un juicio en materia económica y social cuando están en juego los derechos fundamentales de la persona y la salvación de las almas. Ella se interesa por el bien común temporal de los hombres en cuanto que está ordenado al Bien supremo que es Dios.
238. ¿En nuestras relaciones sociales es suficiente observar la virtud de la justicia?
La virtud de la justicia es absolutamente necesaria, pero no es suficiente. Además de ella es necesario ejercitar, según las propias posibilidades y las necesidades del prójimo, también la caridad y las obras de misericordia espirituales y corporales.
239. ¿Cuáles son las principales obras de misericordia?
Las principales obras de misericordia espirituales son: instruir a los ignorantes, amonestar a los pecadores, aconsejar a los dubitativos, consolar y confortar a los afligidos, perdonar las ofensas y soportas con paciencia a las personas molestas.
Las principales obras de misericordia corporales son: alimentar a los hambrientos y dar de beber a los sedientos, hospedar a los sin techo, vestir a quien lo necesita, visitar a los enfermos y encarcelados, sepultar a los muertos.
Jesús considerara hecho a Él mismo lo que hayamos hecho al más pequeño de nuestros hermanos.
240. ¿Qué obtiene el que observa fielmente el séptimo mandamiento?
Obtiene la libertad interior respecto a los bienes materiales. No experimenta, por tanto, la sumisión que embrutece, sino la liberalidad que enaltece, experimentando que «hay más alegría en el dar que en el recibir» (Hch 20, 35). Así el hombre generoso, dispensador de dones, se asemeja más a su Señor, que sin pedir nada a cambio viste a los lirios del campo, alimenta a los pájaros del cielo y hace salir el sol para la felicidad de todas las criaturas.
El octavo mandamiento
241. ¿Qué nos ordena el octavo mandamiento?
El octavo mandamiento – «No darás falsos testimonio» – nos prescribe la verdad, o sinceridad, esto es, aquella virtud que consiste en mostrarse veraces en las acciones y en las palabras, huyendo de la doblez, de la simulación y de la hipocresía.
242. ¿Hay alguna otra obligación que nos atañe en cuanto cristianos?
En cuanto cristianos debemos dar testimonio del Evangelio con los actos y con las palabras.
243. ¿Cuál es el supremo testimonio que podemos dar de nuestra fe?
El testimonio supremo dado por la verdad de la fe es el martirio, que es también el acto supremo de la virtud de la fortaleza.
244. ¿Qué nos prohíbe el octavo mandamiento?
El octavo mandamiento nos prohíbe la mentira, la maledicencia y la calumnia, los juicios y las sospechas temerarias (o infundadas).
245. ¿Qué es la mentira?
La mentira consiste en decir lo que es falso con la intención de engañar. Es por su naturaleza siempre ilícita, aunque normalmente es grave sólo cuando lesiona de forma considerable la justicia o la caridad.
246. ¿Debemos decir siempre toda la verdad?No es siempre necesario, es más, alguna vez es culpable el decir toda la verdad, por ejemplo en el caso en que estamos obligados al secreto. Pero una cosa es el no decir una verdad y otra al decir una falsedad.
247. ¿Qué son la maledicencia y la calumnia?
La maledicencia, o difamación, consiste en hacer pública sin un motivo válido las faltas verdaderas, pero no conocidas, del prójimo; la calumnia, por el contrario, consiste en referir noticias falsas lesivas de su buen nombre.
248. ¿La maledicencia y la calumnia son pecados graves?
La calumnia es ciertamente más grave que la simple maledicencia. De todos modos, tanto en un caso como en el otro, la gravedad debe ser medida por la entidad del daño acarreado al buen nombre del prójimo, teniendo presente que el buen nombre es más importante incluso que los bienes materiales.
249. ¿Qué debe hacer el que ha cometido tales pecados?
Como en todos los pecados contrarios a la justicia, quien ha difamado o calumniado no basta que se arrepienta y se confiese, sino que debe reparar los daños acarreados al buen nombre del prójimo.
250. ¿Qué son las sospechas y los juicios temerarios?
Se tiene respectivamente la sospecha o el juicio temerario cuando sin un motivo razonable se sospecha o se juzga que el prójimo haya cometido cualquier culpa moral.
251. ¿Las sospechas o los juicios temerarios son pecados graves?
Se comete pecado grave sólo cuando se atribuye al prójimo con certeza y sin fundamento una grave falta.
252. ¿Cuáles son los deberes de la autoridad civil respecto a este mandamiento?
La autoridad civil debe garantizar una pública información fundada sobre la verdad, sobre la libertad y sobre la justicia, y proveer que a través del uso de los medios de comunicación social no se deriven daños para la moralidad pública o lesiones en los derechos personales de los ciudadanos.
253. ¿Qué obtiene el que observa fielmente el octavo mandamiento?
Quien observa fielmente el octavo mandamiento toma posesión del papel que le compete como criatura dotada de un alma espiritual. Pues de la misma manera que Dios gobierna la creación no sometiéndola, sino atrayéndola con su esplendor, así el hombre veraz participa del privilegio de conducirse a sí mismo y a los demás no con el sometimiento, sino con la luz y la fuerza que dimana de la verdad.
El noveno mandamiento
254. ¿Qué nos ordena el novenos mandamiento?
El noveno mandamiento – «No desearás la mujer (o el marido) de tu prójimo» – nos ordena ser castos y puros también interiormente, es decir, en la mente y en el corazón.
255. ¿Qué nos prohíbe el noveno mandamiento?
El noveno mandamiento prohíbe expresamente todo deseo contrario a la felicidad conyugal, y en general todo pensamiento o deseo contrario a la castidad.
256. ¿Cuándo un pensamiento es contrario a la castidad?
Se tiene un pensamiento contrario a la castidad cuando nos representamos en la mente una acción contraria a la castidad y nos complacemos en ella.
257. ¿Qué se ha prometido a los puros de corazón?
A los puros de corazón esta prometida la visión de Dios (Mt 5, 8).
258. ¿Qué obtiene el que observa fielmente el noveno mandamiento?
Obtiene la capacidad de ejercitar fácil y gozosamente el pleno dominio sobre su sensibilidad, sintiéndose satisfecho y libre. Lleva una existencia sencilla y es capaz de contemplar y de encantarse, porque vislumbra en los seres humanos la grandeza y la belleza de su Señor.
El décimo mandamiento
259. ¿Qué nos ordena el décimo mandamiento?
El décimo mandamiento – «No codiciarás los bienes ajenos» – nos ordena al desapego de las riquezas y de los bienes terrenales.
260. ¿Qué nos prohíbe el décimo mandamiento?
El décimo mandamiento nos prohíbe la avidez de los bienes terrenales, la codicia desmesurada, la envidia y el deseo de apropiarse injustamente de los bienes del prójimo.
261. ¿Qué es exactamente la envidia?
La envidia es la tristeza o el pesar frente al bien ajeno. Puede ser un pecado grave si llega a desear seriamente un mal grave al prójimo.
262. ¿Qué se ha prometido al que está desapegado delos riquezas terrenas?
A quien está desapegado o desprendido de las riquezas terrenas, al pobre de espíritu, está prometido el Reino de los cielos (Mt 5, 3).
263. ¿Qué obtiene el que observa fielmente el décimo mandamiento?
Quien observa fielmente el décimo mandamiento es colmado de la virtud de los grandes, que es la magnanimidad. Desea sólo el bien, da con generosidad, otorga misericordia y derrama benevolencia. Además es beneficiado con una gracia insólita: la de desear poseer a Dios, que es el Sumo Bien.
Los preceptos de la Iglesia
264. ¿Por qué la Iglesia nos da los preceptos?
La Iglesia, Madre y Maestra, nos da los preceptos para garantizar a los fieles el mínimo indispensable respecto al espíritu de oración y al compromiso moral y ascético. Nosotros debemos escucharla porque Jesús ha dicho a los Apóstoles y a sus sucesores: «Quien os escucha a vosotros me escucha a mí» (Lc 10, 16).
265. ¿Qué nos prescriben los preceptos de la Iglesia?
Los preceptos de la Iglesia nos prescriben la participación en la Misa los domingos y las fiestas de precepto, la confesión al menos una vez al año y la comunión en el período pascual, y finalmente, la abstinencia de carne todos los viernes y la abstinencia el miércoles de ceniza y el viernes santo.
266. ¿En qué consiste el ayuno prescrito por la Iglesia?
El ayuno prescrito por la Iglesia consiste en hacer una sola comida normal y reducir las otras dos comidas al mínimo indispensable. Esto obliga al que es mayor de edad y no ha cumplido todavía los 59 años (mientras el precepto de la abstinencia obliga a todo el que haya cumplido los 14 años).
267. ¿Es posible sustituir la abstinencia de carne con otra obra de penitencia?
En España esto está permitido fuera del tiempo de cuaresma.
268. ¿Los preceptos de la Iglesia obligan gravemente?
Por su naturaleza los preceptos de la Iglesia obligan gravemente, pero la transgresión del precepto de la abstinencia y del ayuno es grave sólo cuando es habitual y repetida.
269. ¿Qué obtiene el que observa fielmente los preceptos de la Iglesia?
Quien observa fielmente tales preceptos es compensado por un vivo sentimiento de amor hacia la Iglesia, su Madre, a la cual dedica gustosamente su tiempo y su compromiso, y hasta su vida a imitación de Cristo Señor (Ef 5, 25).