Enfermedades de transmisión sexual

Existen más de 30 enfermedades de transmisión sexual, muchas veces quienes se involucran en comportamientos riesgosos terminan contrayendo más de una. El uso de preservativos tampoco es garantía de no […]

Existen más de 30 enfermedades de transmisión sexual, muchas veces quienes se involucran en comportamientos riesgosos terminan contrayendo más de una. El uso de preservativos tampoco es garantía de no contraer ninguna ETS. Muchas de ellas son incurables, algunas mortales y otras son evitables. El conocimiento de las mismas nos ayudara a prevenirlas aunque la mejor prevención es el amor, la responsabilidad, el matrimonio y la familia como proyecto de vida.

Tampoco, no hay que dar por sentado que uno está sano tan solo porque no presenta síntomas:

  • Muchas personas que tienen enfermedades de transmisión sexual, no muestran ningún tipo de síntoma; sobre todo las mujeres.
  • A otras solo les da una fiebre leve, que en ese momento no relacionan con una ETS, y luego transcurren años antes de que presenten otro síntoma. Si bien una lesión abierta sirve como indicio de que la persona es altamente contagiosa, la ausencia de síntomas no significa que no se pueda contagiar a otras personas.
  • El hecho de que su pareja no muestre signos visibles de padecer una ETS no es garantía de buena salud, pues tal vez nunca ha presentado síntomas y, aun así, sin saberlo, le contagia una enfermedad.

Candidiasis

La candidiasis es causada por un hongo, la Candida, que normalmente vive en la boca y los intestinos, así como en la vagina de muchas mujeres saludables. Cuando la acidez normal del organismo no es suficiente para controlar el desarrollo de este hongo, su presencia aumenta de forma excesiva. El resultado es la candidiasis, cuyos síntomas son flujo vaginal espeso y blanco, como queso cuajado; escozor o irritación de la vulva, el pene o los testículos; olor inusual y, a veces, sensación de inflamación y cambio en los hábitos de evacuación intestinal.

El hongo, la Candida, puede aparecer en la boca, la garganta o la lengua. En ese caso, la enfermedad se conoce como candidiasis bucal o afta.

Por lo general, la Candida no se transmite como una ETS, aunque esto puede ocurrir.

Entre los factores que provocan un crecimiento anormal de la Candida están las píldoras anticonceptivas, los antibióticos, el embarazo, la diabetes, el virus del VIH (o cualquier otro trastorno el sistema inmunológico), la menstruación y usar ropa interior húmeda. Por lo general, la candidiasis se trata con cremas, ungüentos y supositorios antimicóticos. Hoy en día hay antimicóticos orales muy eficaces, que se toman una sola vez.

Clamidia

La clamidia es la ETS más común. Es un grupo de bacterias de tamaño pequeño, (en relación a otras bacterias) y forma esferoidal. Por lo general, la clamidia no presenta síntomas en la mujer. En los hombres, los primeros síntomas son ardor al orinar y secreción de pus por la uretra.

Los síntomas pueden manifestarse varios días después del contacto sexual.

En la mujer, la enfermedad puede crear tejido cicatricial en las trompas de Falopio, esterilidad, infertilidad, embarazos ectópicos o enfermedad inflamatoria pélvica.

En los hombres, se piensa que esta enfermedad es la causante de la mitad de los casos de epididimitis o infección del epidídimo (conductos diminutos que se encuentran en la parte superior de los testículos), que puede ocasionar inflamación y dolor testicular.

Aunque los médicos pueden curar la clamidia, a menudo tienen dificultades para diagnosticar la enfermedad, debido a la ausencia de síntomas visibles. La gonorrea suele acompañar a la clamidia; por lo tanto, los médicos casi siempre las tratan simultáneamente.

Como la mayoría de las personas que tienen clamidia no presentan síntomas y ni siquiera sospechan que padecen la enfermedad, pueden sufrir consecuencias a largo plazo. Teniendo en cuenta que la clamidia es tan común, quienes tienen relaciones íntimas deben hacerse pruebas después de tener contacto con una pareja nueva sin protegerse.

Las verrugas genitales y el virus del papiloma humano (VPH)

Es la que ETS provoca verrugas genitales, y se la conoce como el virus del papiloma humano (VPH). Este virus se ha vuelto tan común que, según se calcula, el 80 por ciento de las personas sexualmente activas lo contraen en un momento u otro de sus vidas. Sin embargo, en la mayoría de los casos el virus es inofensivo y no provoca síntomas. Las verrugas genitales se transmiten a través del sexo. Los recién nacidos pueden contraerlas de la madre en el momento del parto.

Las verrugas son suaves y planas, y no siempre son visibles. Aparecen en los genitales, la uretra, en el interior de la vagina, en el ano o en la garganta.

A menudo provocan escozor y, si se las deja crecer, bloquean la abertura de la vagina, el ano o la garganta, y causan incomodidades.

Las verrugas genitales se transmiten con facilidad, debido a que a veces son microscópicas y, por lo tanto, imposibles de detectar a simple vista.

Las cepas de alto riesgo del VPH causan lesiones cervicales que, si no se tratan, pueden convertirse en cáncer del cuello del útero. La prueba citológica, que las mujeres sexualmente activas deben hacerse cada año, permite detectar las lesiones del VPH. Gracias a esta prueba se ha reducido considerablemente la incidencia de cáncer cervical.

Aunque los preservativos ofrecen cierta protección contra el VPH, tienen el inconveniente de que no cubren completamente el área de los genitales.

Gonorrea

La gonorrea, también denominada blenorragia, blenorrea y uretritis gonocócica, es una infección de transmisión sexual provocada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae o gonococo.

El 50 por ciento de las mujeres y el 10 por ciento de los hombres que tienen esta enfermedad no presentan síntomas y, por lo tanto, desconocen su padecimiento. Los síntomas, cuando existen, son secreción vaginal de color verde o amarillo-verdoso, necesidad frecuente de orinar acompañada de una sensación de ardor, dolor pélvico, inflamación o sensibilidad excesiva de la vulva y, en ocasiones, dolor en los hombros semejante al que produce la artritis. Los hombres pueden sentir dolor al orinar y expulsar una secreción similar a pus a través de la uretra.

La gonorrea se transmite a través del sexo y puede causar esterilidad, artritis, trastornos cardiacos y enfermedades del sistema nervioso central. En las mujeres, la gonorrea puede provocar enfermedad inflamatoria pélvica, que, a su vez, podría conducir a embarazos ectópicos, esterilidad o formación de abscesos.

La penicilina siempre fue el tratamiento por excelencia para la gonorrea, pero hoy en día, con el surgimiento de variedades más resistentes de la enfermedad, resistentes a la penicilina, los médicos utilizan un medicamento conocido como ceftriaxona. Con frecuencia la gonorrea muchas veces se presenta acompañada de la clamidia, por lo que los médicos las tratan simultáneamente.

Hepatitis B

La hepatitis B es una enfermedad contagiosa del hígado causada por el virus de la hepatitis B (VHB). La hepatitis hace que el hígado se inflame y deje de funcionar correctamente. Puede causar un proceso agudo o un proceso crónico, que puede acabar en cirrosis (pérdida de la «arquitectura» hepática por cicatrización y surgimiento de nódulos de regeneración) del hígado, cáncer de hígado, insuficiencia hepática y la muerte. La hepatitis B es una de las dos enfermedades de transmisión sexual para las que existe una vacuna.

La hepatitis B es muy contagiosa, 100 veces más que el VIH. Esta enfermedad se transmite tanto por contacto íntimo como por contacto sexual, por lo que besarse, usar el mismo cepillo de dientes o las mismas jeringuillas puede ser suficiente para el contagio. Los trabajadores de la salud se encuentran en una posición muy vulnerable y, por consiguiente, casi siempre se vacunan para prevenir esta enfermedad.

La hepatitis B puede provocar trastornos graves del hígado y hasta la muerte, pero el virus casi nunca muestra síntomas durante su fase más contagiosa.

La enfermedad puede permanecer activa durante toda la vida de la persona.

No existe tratamiento médico para la hepatitis B, pero en el 90 por ciento de los casos, el propio sistema inmunológico se encarga de que la enfermedad ceda.

Herpes

El herpes, causado por el virus herpes simple (VHS), es otra ETS incurable.

Hay dos tipos fundamentales de herpes: herpes simple tipo 1 (VHS-1) y herpes simple tipo 2 (VHS-2), aunque el primero se relaciona comúnmente con las úlceras labiales o “fuego labial” y otras lesiones que se presentan de “la cintura para arriba”. Aproximadamente el 80 por ciento de los adultos tienen herpes oral. Y se calcula que el 25 por ciento de los adultos están infectados con herpes genital, aunque la mayoría no lo sabe debido a que los síntomas son tan leves que resultan imperceptibles. Pero aún así, pueden contagiar a otros.

Los síntomas más comunes del herpes genital son una erupción con aglomeraciones de pequeñas ampollas blancas que aparecen en la vagina, el cuello del útero, el pene, la boca, el ano u otras partes del cuerpo. Esta erupción puede provocar dolor y sensación de agotamiento. Los primeros síntomas a veces son más intensos que los de brotes posteriores, debido a que la primera vez el sistema inmunológico no está preparado para combatir la enfermedad. Sin embargo, en ocasiones la persona infectada no muestra síntomas y el primer brote ocurre meses o incluso años después de contraer la enfermedad. Los síntomas del herpes simple tipo 2 se observan en los muslos, los glúteos, el ano y el pubis. Cuando son leves, pueden confundirse con picadas de insectos, tiña inguinal, hemorroides o vellos enconados. A veces las lesiones son tan pequeñas que no se pueden apreciar a simple vista. Y, si la mujer tiene una lesión pequeña en el interior de la vagina, jamás la verá. Estos síntomas pueden a veces repetirse en intervalos regulares, ya sea a causa del estrés, la menstruación u otros factores que aún no están claros.

Aunque estos síntomas provocan molestias, no son peligrosos, y el herpes no afecta el sistema inmunológico ni provoca otros problemas de salud.

La mayoría de la gente piensa que el herpes sólo es contagioso cuando el portador tiene un brote de ampollas. Sin embargo, los estudios demuestran que algunas personas pueden transmitir la enfermedad en los días previos a un brote, una fase conocida como pródromo, que en este caso puede estar caracterizada por escozor, hormigueo o sensación de dolor en la zona donde aparecerán las lesiones.

Durante el embarazo, el herpes puede hacer que la mujer aborte o que el bebé nazca muerto. La enfermedad también puede transmitirse al recién nacido, particularmente si la mujer la contrae durante el tercer trimestre del embarazo. Si la infección se produce antes, la mujer suele pasarle sus anticuerpos al feto.

Si las lesiones están activas en el momento del parto, las consecuencias para la salud del bebé pueden ser graves. Para evitar esto, si las lesiones son visibles cuando se acerca la fecha de parto, los médicos usualmente optan por la cesárea.

El herpes puede extenderse a otras partes del cuerpo, más allá de los genitales. Si sus manos entran en contacto con una lesión de herpes, láveselas meticulosamente antes de tocarse a usted mismo o a otra persona. Tenga en cuenta que el herpes oral también se transmite por los besos, las toallas o los vasos. Entre los adelantos en el tratamiento del herpes, se encuentran pruebas más precisas, y aunque la enfermedad aún no tiene cura, los nuevos medicamentos mantienen el virus a raya.

Si usted sospecha que tiene la enfermedad, consulte a un médico, tanto para determinar si la causa de esos síntomas es el herpes, como para aprender a vivir con la enfermedad y no contagiársela a otros. Y, si ya padece de herpes, el médico puede proporcionarle una serie de reglas para no contagiar a otros y para que la enfermedad no se extienda a otras partes de su cuerpo. Los investigadores creen ahora que las lesiones del herpes sirven como punto de entrada del virus del sida. Esto quiere decir que las personas infectadas con herpes tienen más probabilidades de contraer el virus VIH.

Por lo tanto, si bien el herpes en sí mismo no es letal, padecer de herpes puede tener consecuencias mortales.

Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y sida

De todas las ETS, seguramente ha oído hablar del síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (sida), que se relaciona con infecciones causadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). ¿Por qué este padecimiento atrae mucha más atención que otras ETS? La respuesta es sencilla: el sida es mortal, y no existe cura ni vacuna para prevenirlo.

El VIH se contagia fundamentalmente a través del contacto sexual o de agujas usadas. El VIH también se puede contraer por una transfusión de productos sanguíneos contaminados, a través de la lactancia o, incluso, la mujer puede contagiárselo al feto durante el embarazo.

Aunque se han detectado pequeñas cantidades del VIH en fluidos corporales como la saliva, las heces fecales, la orina y las lágrimas, hasta el momento no hay pruebas de que el VIH se pueda transmitir a través de estos fluidos, apesar de que se han hecho muchas pruebas. El sida no se contrae por tocar a alguien que tiene la enfermedad, por estar muy cerca de alguien que tose o estornuda, por usar el vaso de otra persona, ni por ningún otro tipo de contacto regular.

Las infecciones provocadas por el VIH minan la capacidad del organismo de combatir las enfermedades, y dan lugar al síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (sida) y otros problemas de salud.

Es posible que una persona que contrajo el virus del sida no presente síntomas hasta diez años más tarde.

Una vez que se desencadena la enfermedad, el organismo se vuelve susceptible al ataque de distintas dolencias que tal vez provoquen la muerte del paciente.

Existen dos tipos de virus de la inmunodeficiencia humana: VIH-1 y VIH-2.

Ambos causan la enfermedad a partir de infectar y destruir los linfocitos, células sanguíneas que protegen al organismo contra las infecciones. El VIH-1 es la forma más común en los países de occidente, mientras que el VIH-2 se da sobre todo en África, donde, según se cree, surgió la enfermedad.

La infección por VIH se diagnostica por medio de análisis que detectan la presencia de anticuerpos del VIH en la sangre. Por lo regular, estos anticuerpos aparecen en el torrente sanguíneo de tres a ocho semanas después del contagio, aunque en ocasiones toma hasta seis meses para que sean detectables. Debido a esto, alguien que se hace la prueba del VIH puede recibir un resultado negativo y, aun así, contagiar a otra persona. Además, durante los 60 días posteriores a la infección, el riesgo de contagiar a otros es máximo. Por esta razón, siempre use un condón, pues es imposible saber con certeza si su pareja tiene la enfermedad. Los primeros síntomas del VIH a veces se parecen a los de una enfermedad común, la mononucleosis: fiebre alta, glándulas inflamadas y sudoraciones nocturnas. Después, la persona puede pasar por un período que generalmente se extiende por años, en el que el individuo no presenta síntomas. Con el tiempo, cuando el sistema inmunológico se debilita a causa de combatir el VIH, algunos microbios oportunistas (organismos que por lo general son destruidos por el sistema inmunológico) causan una infección que no cede, como la neumonía, por citar un ejemplo. Cuando esto ocurre, casi siempre el médico se da cuenta de que el paciente tiene el VIH y diagnostica el sida.

En los enfermos se desarrolla el sida después de 10 años, y la expectativa de vida es de 12 años como promedio, a partir del momento de la infección. Ese período es aún más breve para las personas que adquieren la enfermedad a través de transfusiones de sangre o de productos de la sangre, y para quienes no reciben tratamiento médico adecuado.

Hasta el momento, la ciencia médica no ha inventado una vacuna contra el sida, ni tampoco ha encontrado la cura. Sin embargo, se han desarrollado muchos medicamentos que pueden prolongar la vida de las personas con el virus VIH y controlar los distintos síntomas.

Molusco contagioso

El molusco contagioso o molluscum contagiosum es una enfermedad cutánea de etiología vírica (poxvirus), concretamente Molluscipoxvirus. El virus del molusco contagioso puede causar la aparición de pequeñas protuberancias de color blanco o rosado y apariencia perlada, que crecen enel área de los genitales y los muslos. Se transmite a través del sexo, pero también por el contacto íntimo. Usualmente los médicos las extirpan con productos químicos, electricidad o congelación.

Enfermedad inflamatoria pélvica (EIP)

Enfermedad inflamatoria pélvica o EIP es el término que se utiliza para referirse a una infección genital que se ha extendido a los órganos reproductores internos de la mujer, tales como el útero, las trompas de Falopio y las estructuras alrededor de los ovarios. La EIP realmente no es una enfermedad de transmisión sexual, pero puede presentarse como consecuencia de una ETS, usualmente gonorrea o clamidia. La EIP ocurre cuando una infección del tracto genital no se detecta ni se trata y, por lo tanto, pasa del cuello del útero al útero, las trompas de Falopio y los ovarios.

Fiebre, náuseas, escalofríos, vómitos, dolor en el bajo vientre, dolor durante el sexo, manchas de sangre y dolor entre períodos menstruales o al orinar, sangramiento profuso, flujo excesivo o coágulos de sangre durante la menstruación, así como menstruaciones demasiado prolongadas y flujo vaginal anormal son algunos de los síntomas de la EIP.

En la mayoría de los casos, esta enfermedad requiere hospitalización y tratamiento con antibióticos intravenosos durante varios días. Además, la persona debe abstenerse completamente de tener relaciones sexuales de cualquier tipo. En algunos ocasiones, es preciso recurrir a la cirugía para extirpar los abscesos o tejidos cicatriciales, o para reparar o extraer los órganos reproductores dañados.

Con tratamiento o sin él, la EIP puede provocar esterilidad, embarazos ectópicos y dolor crónico. Cuanto más frecuentes sean los episodios de EIP, mayor es el riesgo de que la mujer quede estéril.

Piojos púbicos

Los piojos púbicos, también conocidos como ladillas, se pegan tanto a través de las relaciones sexuales como del contacto con sábanas, ropas o inodoros infectados. La picada de estos diminutos insectos causa gran escozor. Como los piojos púbicos son visibles, uno mismo puede detectarlos. Este tipo de piojo tiene el tamaño de la cabeza de un alfiler, su cuerpo es ovalado y su color grisáceo, a menos que esté lleno de sangre, en cuyo caso la coloración tira a naranja.

Los piojos púbicos se pueden tratar con medicamentos sin receta,. Además, es importante lavar o mandar a lavar en seco cualquier pieza de ropa, sábana o funda que entre en contacto con el cuerpo.

Sífilis

La sífilis fue descubierta por primera vez en Europa en el siglo XV, a raíz de que Cristóbal Colón regresara del Nuevo Mundo. Nadie sabe con certeza si la enfermedad vino de América o del occidente de África, pero causó una enorme epidemia e incontables muertes.

La sífilis es producida por una bacteria microscópica en forma de espiral, conocida como Treponema pallidum. Como los síntomas de la sífilis se pueden confundir con los de muchas otras enfermedades, se le conoce también como “la gran imitadora”. La enfermedad se desarrolla a lo largo de los años y pasa por diferentes etapas.

La primera lesión sifilítica es el chancro: una ulceración circular que aparece en el sitio de inoculación (los labios, la boca, la lengua, los pezones, el recto o los genitales) entre 9 y 90 días después del contagio.

De seis a diez semanas después, el chancro desaparece por sí solo, a lo que sigue un período asintomático (período de latencia) que puede durar seis semanas o incluso seis meses, hasta que aparecen los síntomas de la segunda etapa de la sífilis.

La segunda etapa de la sífilis se caracteriza por erupciones de distintos tipos que no pican y se curan sin dejar huellas. Estas erupciones indican que el microbio ya ha viajado a todos los órganos y tejidos del organismo a través de la sangre y del sistema linfático.

A la segunda etapa de la sífilis sigue otro período en que el paciente no presenta síntomas. Este período a veces dura toda la vida, pero, en algunos casos, la enfermedad regresa después de unos años.

En su tercera etapa, la sífilis ataca el sistema nervioso y puede destruir la piel, los huesos y las articulaciones, así como interrumpir el flujo de sangre al cerebro. En esta etapa final, la sífilis puede provocar la muerte.

La sífilis se contagia a través del acto sexual y de los besos. La enfermedad es particularmente contagiosa durante la primera etapa, cuando las lesiones están presentes.

El tratamiento con penicilina de efecto prolongado resulta eficaz en la primera y la segunda etapas de la sífilis, así como en su etapa latente. Sin embargo, la penicilina no puede revertir los daños característicos de la tercera etapa.

Tricomoniasis

La tricomoniasis es una de las infecciones vaginales más comunes, causante de uno de cada cuatro casos de vaginitis. Muchas mujeres no presentan síntomas, mientras que los hombres muy pocas veces los tienen. Entre los posibles síntomas se cuentan una secreción espumosa y de olor desagradable, así como escozor en el área de la vagina. En ocasiones, las personas infectadas sienten necesidad frecuente de orinar.

Los médicos tratan la tricomoniasis con antibióticos. Y, para evitar que la infección regrese, tanto el afectado como su pareja o parejas deben seguir el tratamiento al pie de la letra.

Vaginitis

Vaginitis se define como aquel proceso inflamatorio de la mucosa vaginal que por lo general suele acompañarse de un aumento en la secreción vaginal. Dicha inflamación es causada principalmente por la alteración del equilibrio de la flora vaginal habitual que está presente en la vagina y cuya función es la de regular el pH vaginal y con ello la presencia de bacterias y otros microorganismos en el epitelio vaginal. Si presenta secreción vaginal o siente ardor o escozor en el área de la vagina, usted tiene vaginitis. La vaginitis es causada por distintos microorganismos.

La enfermedad no siempre se transmite a través del contacto sexual, pero, teniendo en cuenta que los hombres que portan estos microorganismos no presentan síntomas, se recomienda tratar a ambos integrantes de la pareja para evitar el contagio mutuo. El sexo también cambia las condiciones de la vagina, lo cual puede desencadenar un episodio de vaginitis, sin que haya contagio. Algunos de los síntomas son:

  • Ardor o escozor en la vulva
  • Flujo vaginal anormal, acompañado a veces por una pequeña cantidad de sangre
  • Olor desagradable

Casi todas las mujeres presentan algún tipo de vaginitis en algún momento de su vida. El tratamiento varía según el origen del trastorno.