¿Qué es el stress y cómo evitarlo?

¿Qué es el estrés? El estrés es la respuesta automática y natural de nuestro cuerpo ante las situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes. Nuestra vida y nuestro entorno, en […]

¿Qué es el estrés?

El estrés es la respuesta automática y natural de nuestro cuerpo ante las situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes. Nuestra vida y nuestro entorno, en constante cambio, nos exigen continuas adaptaciones; por tanto, cierta cantidad de estrés (activación) es necesaria.
En general tendemos a creer que el estrés es consecuencia de circunstancias externas a nosotros, cuando en realidad entendemos que es un proceso de interacción entre los eventos del entorno y nuestras respuestas cognitivas, emocionales y físicas. Cuando la respuesta de estrés se prolonga o intensifica en el tiempo, nuestra salud, nuestro desempeño académico o profesional, e incluso nuestras relaciones personales o de pareja se pueden ver afectadas.
La mejor manera de prevenir y hacer frente al estrés es reconocer cuándo aumentan nuestros niveles de tensión y ante qué estímulos o situaciones.

El estrés bueno y el malo

La respuesta al estrés (respuesta de combate o fuga) es crítica en situaciones de emergencia, como cuando un conductor tiene que frenar el auto repentinamente para evitar un accidente. También se activa en una forma más sencilla cuando la persona está tensa, aunque no corra peligro – como cuando tu batazo puede ganar el juego; cuando te preparas para una fiesta o cuando estás haciendo un examen final. Un poco de estrés de este tipo puede ayudarte a mantenerte atento, listo para hacerle frente a cualquier reto. Y el sistema nervioso vuelve a su normalidad, listo para responder de nuevo cuando sea necesario.

Pero el estrés no es siempre una reacción a cosas inmediatas o momentáneas. Eventos progresivos o a largo plazo, como un divorcio o el traslado a un nuevo vecindario o escuela, también pueden causar estrés. Las situaciones a largo plazo pueden producir un estrés de poca intensidad, pero perdurable, ocasionando dificultades a la persona. El sistema nervioso siente una tensión continua y se mantiene relativamente activo a fin de continuar liberando hormonas adicionales durante un período de tiempo prolongado. Esto puede agotar las reservas del cuerpo, haciendo que la persona se sienta agotada o abrumada, debilitando el sistema inmunológico del cuerpo y ocasionando otros problemas.

Síntomas de estrés

Las señales más frecuentes de estrés son:

Emociones: ansiedad, irritabilidad, miedo, fluctuación del ánimo, confusión o turbación.

Pensamientos: excesiva autocrítica, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, olvidos, preocupación por el futuro, pensamientos repetitivos, excesivo temor al fracaso.

Conductas: tartamudez u otras dificultades del habla, llantos, reacciones impulsivas, risa nerviosa, trato
brusco a los demás, rechinar los dientes o apretar las mandíbulas; aumento del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas; mayor predisposición a accidentes; aumento o disminución del apetito.

Cambios físicos: músculos contraídos, manos frías o sudorosas, dolor de cabeza, problemas de espalda o
cuello, perturbaciones del sueño, malestar estomacal, gripes e infecciones, fatiga, respiración agitada o
palpitaciones, temblores, boca seca.

¿Cómo se produce el estrés?

Los eventos externos como generadores de estrés no necesariamente deben ser muy notorios o intensos, sino que pueden “acumularse” en sus efectos hasta que llegamos al límite. La manera en que interpretamos y pensamos acerca de lo que nos ocurre afecta a nuestra perspectiva y experiencia de estrés. De manera que con frecuencia es nuestra interpretación lo que genera (o potencia) una reacción negativa de estrés, más que el evento o situación a la que nos enfrentamos.
Como ejemplo tomemos el caso de un alumno acostumbrado a Sobresalientes que obtiene Aprobado en un trabajo. La idea de que esa nota le puede afectar a su expediente académico y con ello a sus posibilidades de conseguir una beca o trabajo al que aspiraba, puede tener un efecto amplificador o multiplicador en su nivel de estrés convirtiéndolo en ansiedad.

Una lista con 20 formas de reducir tu estrés, de no estresarte tanto, de evitar preocupaciones innecesarias, y de sentirte mejor contigo mismo.

1. Identifica lo que te estresa.

De todos los pasos siguientes, este será el más importante. El primer y más importante paso en reducir el estrés es el de identificar aquello que te está estresando.
Dedica 10 minutos para pensar en lo que realmente te está estresando todos los días. ¿Qué eventos semanales te están estresando? ¿Qué gente o qué actividades están estresando tu vivir diario? Haz una lista de las 10 cosas que más te estresan, e intenta ver de cuales de ellos podrías prescindir. Elimina lo que puedas, y para las cosas que no se puedan eliminar, busca modos de hacer que te estresen menos.

2. Evita compromisos innecesarios.

Considera todos los compromisos que actualmente tienes en la vida, el trabajo, en la familia, en la vida social, trabajos extra, hogar, iglesia, hobbies, actividades online, etc. Piensa en todos ellos y en el estrés que te suponen. Puede que merezca la pena dejar algún compromiso. Toma pasos para deshacerte de los compromisos que realmente son innecesarios y solamente complican más tu vida.

3. Deja de postergar las cosas.

Todos hacemos esto, pero cuando se nos juntan las cosas por hacer acabamos más estresados aún. Intenta encontrar modos de hacer las cosas ahora sin necesidad de postergarlas más. Haz las cosas ahora, no las dejes para más tarde que será peor.

4. Organízate mejor.

Por muy organizado que seas, seguramente hay cosas que están en desorden. La realidad es que las cosas suelen moverse y desorganizarse incluso cuando intentamos mantenernos organizados. La desorganización nos estresa, especialmente en el aspecto visual, por ejemplo cuando vemos toda la casa toda revuelta. El desorden incluso hace que nos cueste encontrar más las cosas. Por ello, es importante tomar un tiempo para organizar nuestras vidas, comenzando por algo tan sencillo como nuestros escritorios y papeles que tenemos en casa. De ahí seguro que encontraremos más áreas en las que organizarnos mejor.

5. Se puntual.

Llegar tarde es estresante. Siempre andamos con prisas para estar listos, para llegar a los sitios, y nos estresa muchísimo quedar mal y llegar tarde a los sitios. Hazte el hábito de llegar pronto y ese estrés desaparecerá. Piensa que debes prepararte antes, y salir antes de lo que siempre lo haces… así no tendrás que correr, que eso estresa mucho. A modo práctico, mide el tiempo que tardas en prepararte para salir, puede que parte del problema sea que pienses que necesitas menos tiempo para prepararte de lo que realmente necesites, por lo que siempre empiezas a prepararte tarde. Cuando sepas cuanto tardas realmente podrás calcular a qué hora comenzar para llegar pronto a los sitios. Eso te relajará mucho.

6. No pretendas controlarlo todo.

Tus intenciones pueden ser buenas, pero a veces pretender controlarlo todo solo lo complica todo. Tú no puedes controlarlo todo, así que de deja de estar así. No pretendas controlar todas las situaciones, el trabajo, todo el hogar, todo lo que ocurre… ¡no se puede! Aprende a soltar responsabilidades y a aceptar que otras personas tienen modos diferentes de hacer las cosas. Igualmente, aprende a aceptar las consecuencias de permitir que otros hagan cosas fuera de tu control y dirección.

7. No seas pulpo.

Un pulpo tiene ocho brazos, tú no. No intentes hacer un montón de tareas a la vez. Hacer demasiadas cosas a la vez puede estar ralentizando tu capacidad de completar las cosas que te propones, motivo por el cual nunca pareces acabarlas. Aprende a hacer las cosas una a la vez.

8. Deshazte de lo que consume tu energía.

Hay cosas que realmente consumen toda tu energía. Hay cosas que hacen que quedes exhausto, cansado, y que no valgas nada. Identifícalas, elimínalas de tu vida, tendrás mucho más energía y menos estrés si te deshaces de lo que te consume.

9. Evita a las personas conflictivas.

Hay personas conflictivas y complicadas, tú sabes quienes son. Pueden ser numerosas personas las que te estresan, familia, amigos, empleados, compañeros del trabajo, jefes, etc. Considera sacarlos de tu vida si tanto te estresan, puede que sea lo mejor.

10. Simplifica tu vida.

Simplifícalo todo, tus tareas diarias, compromisos, amistades, tu hogar lleno de trastos, la gran cantidad de cosas que estás haciendo a diario, etc.

11. Limpia tu agenda.

Si tu agenda diaria tiene demasiadas cosas, tareas y citas, busca dedicarte más tiempo a ti mismo. No necesitas tener toda tu vida programada en la agenda diaria, aprende a tener tiempo libre, a no quedar para reunirte tanto siempre que te lo pidan. Por ejemplo, en lugar de tener que quedar, ¿sería algo que podrías hablar y solucionar con un simple email o llamada telefónica? Y aunque no pueda ser así, intenta no comprometerte a cierta hora, pídeles que te llamen en tus horas libres y pregunten si tienes un rato. Cuanto menos tengas en la agenda más tiempo tendrás para ti misma.

12. Ve más despacio.

No tengas tantas prisas, ve más despacio por la vida, aprende a hacer las cosas con tranquilidad. Disfruta de tu comida, de los compañeros que te rodean, del camino a casa, de la naturaleza, etc. Esto puede reducir mucho estrés.

13. Ayuda a los demás.

Puede que suene contradictorio, pero es algo que realmente ayuda en aliviarnos del estrés. Ciertamente quieres quitar cosas y responsabilidades de tu vida, pues simplificar tu vida te ayudará contra el estrés, pero también es cierto que de todas las cosas que hagas en la vida, esta es una de las que más merecen la pena. Puedes ayudar a los demás con servicios voluntarios, en una organización de ayuda, una ONG, mostrando compasión con aquellos a los que conoces, etc. Aunque parezca mentira, ayudar a los demás quita estrés. Eso sí, no prendas controlar a los demás (punto 6) o ayudarles de forma frenética o con prisas… aprende a hacerlo de forma relajada, disfrutando de ello, permitiendo que ocurra lo que tenga que ocurrir. Según ayudes a los demás te ayudarás a ti mismo, te lo aseguro.

14. Acostúmbrate a relajarte de forma periódica.

Todos los días, varias veces al día, dedica un pequeño ratito a descansar. Para de hacer lo que estás haciendo, date un masaje a los hombros, el cuello, la cabeza, levántate, estírate, camina un poco, toma un refresco, etc.

15. Deja tu trabajo.

Este es un paso drástico, puede que demasiado para muchos, pero es algo a considerar pues lo más seguro es que tu trabajo es tu primer fuente de estrés. Considéralo, y si es algo que podrías hacer, deja tu trabajo.

16. Recorta tu lista de quehaceres.

No pretendas hacer demasiado, puede que estés lleno de ideas y proyectos, pero cuando son demasiados son causa de estrés.

17. Haz ejercicio.

Un método muy recomendado para rebajar el estrés es hacer ejercicio. Y es que es algo que realmente funciona, reduce el estrés. El ejercicio ayuda a soltar estrés que se ha ido acumulando en nuestro sistema, te permite tener un tiempo personal y de relajación, además, te ayuda a estar en forma lo cual también ayuda a combatir el estrés.

18. Consume alimentos sanos.

Al igual que el ejercicio, alimentarse bien y de forma sana ayuda a prevenir el estrés. Cuanto más sano estés menos motivos de preocupación y estrés tendrás. Una persona sana tiene menos que preocuparse. Una dieta sana ayuda a prevenir el estrés.

19. Se agradecido.

Aunque no lo parezca, ser una persona agradecida supone una estupenda herramienta contra el estrés. Ser agradecidos ayuda a pensar en positivo y ser felices, lo cual lógicamente ayuda a tener menos estrés. Aprende a estar agradecido por las cosas que la vida te da, serás una persona más positiva y menos estresada.

20. Crea un ambiente relajante.

Especialmente en los sitios donde más tiempo dedicas, limpia, simplifica y decora todo para sentirte más relajado. Lo que te rodea y lo que ves con tus ojos te afecta, por ello es bueno cambiar nuestro lugar de trabajo (escritorio, cocina, etc.) para que sea más agradable a la vista y te sientas más relajado.

21. Intenta mantener expectativas realistas.

Esperar demasiado de uno mismo o de los demás, exigirte
perfección o ser inflexible con las prioridades puede generar mucha frustración.

22. Comparte tus emociones.

Busca alguien con quien conversar y expresar tus emociones, tanto la risa como la pena y la rabia.

23. Anticipa las situaciones estresantes y prepárate.

Imagina la situación (el examen o la entrevista, por ejemplo) y practica tus respuestas y reacciones para estar preparado.

24. Cuida tus pensamientos.

Tus perspectivas, actitud y pensamientos influyen mucho en la manera en que percibes las situaciones. ¿Está tu copa medio llena o medio vacía? Una buena dosis de optimismo te ayudará a salir adelante en situaciones difíciles. Aunque no tengas práctica o seas algo pesimista, todos podemos aprender a pensar con más optimismo y disfrutar de los beneficios.

25. Resuelve los problemas sencillos.

Aprender a resolver los problemas cotidianos te hace sentir en control. Evitarlos puede hacerte sentir que tienes poco control de la situación, causándote todavía más estrés. Aprende a evaluar la situación con calma, a pensar en las opciones que tienes, y a tomar los pasos necesarios para resolver el problema. Cuando te sientes capaz de resolver problemas pequeños, tendrás la confianza necesaria para resolver problemas más complejos – lo cual te ayudará en situaciones que te causen mucho estrés.

Aumenta tu resistencia

¿Has notado que ciertas personas parecen adaptarse a las circunstancias difíciles sin alterarse? Se mantienen serenos bajo presión y pueden resolver los problemas según van surgiendo. Los investigadores han identificado las cualidades que hacen que ciertas personas posean una resistencia natural aun cuando se enfrentan a circunstancias que producen mucho estrés. Si deseas aumentar tu resistencia, trata de adquirir estas actitudes y comportamientos:

  • Piensa en los cambios como retos normales en tu vida.
  • Reconoce las demoras y las derrotas como un problema momentáneo que puedes resolver.
  • Piensa que tendrás éxito si continúas avanzando hacia tu meta.
  • Resuelve los problemas cuando surjan.
  • Establece relaciones firmes y cumple con tus compromisos con tu familia y amistades.
  • Consigue un buen sistema de apoyo y pide ayuda.
  • Participa en actividades para relajarte y divertirte con regularidad.

El estrés es el nuevo reloj biológico

Que el estrés no es buen compañero no es cosa nueva. Sin embargo, pocos somos conscientes del alto precio que paga nuestro cuerpo por vivir bajo presión. Pero la ciencia ha demostrado que las canas, las arrugas, las pérdidas de memoria o el aumento de peso localizado en la cintura no son solo culpa del paso del tiempo. Parece ser que la sensación de vivir abrumados y fuera de control puede envejecernos físicamente ¡hasta diez años! La buena noticia es que, como explica la periodista estadounidense Thea Singer, los efectos nocivos del estrés se pueden frenar e incluso revertir. Se trata de adoptar estilos de vida más sanos y, sobre todo, de que recuperemos el control de nuestra vida de manera consciente. La experta en el tema yautora del libro Stress less. The New Science That Shows Women How to Rejuvenate the Body and the Mind (Sin estrés. La nueva ciencia que enseña a las mujeres cómo rejuvenecer el cuerpo y la mente) explica cómo curar uno de los males de este milenio.

¿Cuales son las cosas que más nos estresan hoy en día?
La realidad es que hoy soportamos una tremenda cantidad de estrés, en especial las mujeres. Para empezar, la economía y las finanzas son un factor importante de estrés, sobre todo en tiempos de crisis. También, a medida que crecemos, van aumentando las situaciones que nos estresan. A los 20 años nos preocupa el hecho de que todo sea tan incierto. Cuando llegamos a los 40 o los 50, nos estresamos porque nuestro cuerpo ya no funciona como antes. Por ejemplo, ya no podemos compensar el atracón de un día comiendo verdura al día siguiente o no podemos hacer tanto ejercicio como nos gustaría. Tenemos menos control de nuestro cuerpo, nos enfrentamos a más calamidades. Al mismo tiempo, debemos pensar en ahorrar para la jubilación y para la educación de nuestros hijos. Todos estos factores hacen que esta época sea muy difícil.

¿Y por qué es la mujer adulta la que más se estresa en este reino?
Porque mucha de la carga y del rol de cuidadoras recae en nosotras. Cuidar a los niños es algo maravilloso, pero a la vez resulta muy estresante. Está demostrado que el rol de cuidadora es uno de los más estresantes. Además, a esta edad, la mayoría de las mujeres se encuentran atrapadas entre el cuidado de los niños y el de los padres, que se están haciendo mayores. Tengo una hija que ahora tiene 13 años. Cuando tenía 9, mi madre estuvo en el hospital un año y medio, y a mí me tocaba ocuparme de la educación de mi hija y de mi madre al mismo tiempo. Es que somos la generación sándwich. Estamos atrapadas entremedio de las dos generaciones y la presión sobre nosotros es muy grande. También existe la mentalidad, al menos en Estados Unidos, de creer que somos supermujeres, que podemos hacerlo todo. Debemos criar a nuestros hijos y tienen que ser perfectos, debemos hacer nuestro trabajo y hacerlo muy bien y progresar. Así, terminamos sumando mucha presión a las presiones externas que, ya de por sí, tenemos que soportar.

¿Qué secuelas deja tanta presión en nuestro cuerpo y nuestra mente?
Hace mucho tiempo que sabemos que el estrés puede hacer que nos enfermemos. Se han probado muchas correlaciones entre enfermedades del corazón o del sistema inmunológico, por ejemplo, y el estrés. La hormona del estrés en los humanos se llama “cortisol”, que en cantidades elevadas tiene efectos muy negativos en nuestros cuerpos y en nuestras mentes. Algunos estudios han demostrado que la gente estresada tiene partes del cerebro más pequeñas, sobre todo en el hipocampo. Esto es así porque cuando hay sobrecarga de cortisol en el cerebro, las dendritas se encogen. Esto explica por qué nos falla la memoria cuando estamos muy estresados. A mí me sucedió el año pasado cuando tuve un accidente de tránsito: me pasaba de entrar a una habitación y no poder recordar para qué estaba ahí. Lo que me ocurrió fue que las dendritas, en un esfuerzo por protegerse porque mi cortisol había subido mucho en el accidente, se encogieron y afectaron mi memoria. Pero, en realidad, el cortisol en cantidades pequeñas es muy bueno.

¿Por eso dice que no debemos deshacernos del estrés por completo?
Exacto, no queremos acabar con el cien por ciento de estrés, pero necesitamos tener la cantidad justa. Bruce McEwan, una de las principales fuentes de mi libro, me dijo que sin estrés estaríamos muertos. No haríamos nada. Necesitamos estrés, pero del bueno.

¿Dónde se consigue el estrés bueno?
Por ejemplo, si sos actor, estás en el teatro por salir al escenario para interpretar un papel protagónico y estás nervioso. Eso es estrés del bueno. El sexo, por cierto, es estrés del bueno. Pero el estrés se convierte en un problema cuando es crónico o se repite todo el tiempo. Es entonces cuando nos encontramos con sobrecarga de cortisol.

¿Y se pueden frenar, o incluso revertir, los efectos del estrés?
Sí, si uno libera el estrés, las dendritas vuelven a crecer. Es como si se encogieran sobre sí mismas para protegerse, y se vuelven a estirar cuando uno se libera del factor estresante. Pero es notable el peaje que el estrés le cobra a nuestro cuerpo. Algo que subrayo en mi libro, y que lo diferencia de otros textos sobre el estrés, es que miro a nivel de los órganos y del sistema molecular y veo qué le hace el estrés a nuestro cuerpo. Elizabeth Blackburn, ganadora de un Premio Nobel, y la psicóloga Elissa Epel, estudiaron el efecto del estrés crónico en los telómeros. En el extremo de cada cromosoma hay una punta que se llama “telómero”, como si fuera la punta de plástico en los cordones de los zapatos que evita que se deshilachen. Su función es proteger nuestro ADN. Si no los tuviéramos, nuestros cromosomas parecerían rotos. Cuando las células se dividen, el telómero se acorta un poco. Los científicos toman la longitud del telómero como el indicador de la edad biológica. Los bebés tienen los telómeros más largos que los adultos, igual que la gente sana en comparación con quienes padecen una enfermedad crónica. Lo que descubrieron Eppel y Blackburn es que las mujeres que cuidaban a niños que padecían alguna enfermedad crónica tenían telómeros más cortos. ¡La longitud era equivalente a la de personas de hasta diez años más!

¿Por eso dice que el estrés es el nuevo reloj biológico?
Sí. Esa es la mala noticia. La buena es que hay formas de revertir el efecto, a través de comportamientos y estilos de vida que pueden rejuvenecernos físicamente. Existe una sustancia que se llama “telomerasa”, que alarga los telómeros. Lo que debemos hacer es adoptar esos comportamientos y hábitos que aumentan la telomerasa en forma natural, y no tomando suplementos.

¿Podría citar alguno?
Hacer ejercicio. Se ha demostrado que aquellos que realizan ejercicio de forma moderada tienen los telómeros más largos que quienes son sedentarios. Otros estudios demuestran que el ejercicio de resistencia en adultos, como levantar pesas, puede revertir el perfil genético de los músculos y rejuvenecerlos. Pero es importante elegir un tipo de ejercicio que uno disfrute, porque si se fuerza, el ejercicio termina siendo un factor de estrés. Esto significa, en última instancia, que lo que uno debe hacer es tomar el control. Necesitamos sentir que tomamos las decisiones y no que las cosas pasan.

Thea, usted habla del estrés percibido. ¿A qué se refiere?
En realidad, no existe el estrés objetivo. Vos y yo podemos estar frenadas en un embotellamiento, y yo puedo estar cantando y vos, hecha una loca. Estamos las dos en la misma situación, pero la diferencia está en cómo percibimos esa circunstancia.

¿Y se puede cambiar la forma en que percibimos las situaciones?
Sí, existen estudios que demuestran que podemos alterar las percepciones. Los pesimistas tienen telómeros más cortos que los optimistas. Los pesimistas pueden elegir practicar una habilidad o conducta en particular para tratar de contrarrestar la negatividad. Al hacerlo, se altera la percepción. Por ejemplo, ser consciente de algo bueno que ha sucedido a lo largo del día y contárselo a alguien o escribirlo; compartirlo con el mundo. O concentrarse en practicar la atención plena al menos diez minutos al día. También sirve meditar: se ha demostrado que un retiro de meditación aumenta el nivel de telomerasa. Reinterpretar una experiencia negativa es positivo. Esto no quiere decir que hay que ver la vida color de rosa. Hay que ser realistas, pero se puede encontrar el pequeño lado bueno de las cosas malas. El sueño también es muy importante, pues no dormir lo suficiente es uno de los factores que generan más estrés. Cuando tenemos falta de sueño, comemos más y peor, como alimentos engordantes, y estamos más irritables. La forma de comer también es muy importante: no solo lo que comemos, sino cómo lo hacemos. Muchas veces comemos al paso, pero debemos comer sano y de forma consciente. Hacer dieta estricta eleva el nivel de cortisol, la hormona del estrés. Se trata otra vez del tema del control: a quienes hacen dieta les están diciendo lo que tienen que hacer, en lugar de elegir ellos mismos. En mi libro presento la pirámide de la alimentación sana; si uno se basa en ella, tiene que tomar las propias decisiones de forma inteligente, porque sentir que tenemos el control hace a la diferencia.

Todo el tiempo usted resalta la importancia del control…
Sí, no se trata de un control rígido. Pero cuando nos sentimos fuera de control, agobiados, eso es precisamente lo que define el estrés. Por supuesto que existen situaciones que son estresantes. Por ejemplo, un día de tormenta llegué a casa y el sótano estaba inundado, el agua me llegaba al pecho. Mi marido estaba fuera de control, no sabía qué hacer. Me subí al auto, compré una bomba de agua, volví a casa y empecé a sacar el agua. Era una catástrofe estresante, por supuesto, y yo no podía cambiar la situación. Pero mi reacción fue totalmente diferente de la de mi marido. Hice algo, tomé el control. La percepción es fundamental.

¿De qué dependen las diferencias en cómo manejamos el estrés?
Hay estudios que demostraron que los niños que viven en hogares cargados de estrés o de violencia tenían los telómeros más cortos. La pobreza es también muy estresante, porque se vive con la sensación de que no hay salida. No se trata tanto de una cuestión de fungen, sino de cómo influyen las circunstancias. Hay cosas que podemos ‘hacer para alterar la manera en que manejamos el estrés, a través de los comportamientos y estilos de vida que mencionábamos antes. También, al estimular el cerebro, la educación, el acto de aprender, fomenta el crecimiento neuronal. Repito, se puede invertir la situación. Debemos tomar nuestra vida en nuestras manos, y revertir el reloj biológico.

Escala del estrés percibido

Este test evalúa el grado de estrés en distintas situaciones de la vida cotidiana. Para cada situación, elija el número que mejor lo describe, teniendo en cuenta el siguiente criterio: 0 = nunca; 1 = casi nunca; 2 = a veces; 3 = seguido; 4 = muy seguido.

  1. En el último mes, ¿cuántas veces se ha preocupado por algo que pasó de manera inesperada?
  2. En el último mes, ¿cuántas veces sintió que no era capaz de controlar los aspectos más importantes de su vida?
  3. Durante el último mes, ¿cuántas veces se sintió nervioso y estresado?
  4. En el último mes, ¿cuántas veces se sintió capaz de manejar sus problemas personales?
  5. En el último mes, ¿cuántas veces sintió que las cosas estaban de su lado?
  6. En el último mes, ¿cuántas veces sintió que no podía con todas las cosas que tenía que hacer?
  7. En el último mes, ¿cuántas veces fue capaz de controlar las irritaciones en su vida?
  8. En el último mes, ¿cuántas veces sintió que llevaba las riendas de su vida?
  9. En el último mes, ¿cuántas veces se sintió irritado por cosas que escapaban a su control?
  10. En el último mes, ¿cuántas veces sintió que las dificultades se acumulaban de tal manera que no podía superarlas?

Sume sus puntos y compárelos con los promedios del cuadro, según los grupos de edad y sexo. Si está más de 6 puntos sobre el promedio, tal vez tenga un nivel de estrés medio-alto, y si está 6 puntos o más por debajo, seguro está libre de estrés. Si está más de 12 puntos sobre el promedio, puede que esté sufriendo de niveles muy altos de estrés y esto podría comprometer su salud.

Grupo de edad Promedio
18-29 14
30-44 13
45-54 12,6
55-64 11,9
65 o más 12