¿Qué buscan actualmente los jóvenes en el mundo laboral?

Ellos están revolucionando las normas culturales y paradigmáticas del empleo tradicional: nuevos puestos, diferentes expectativas y cambios de hábitos son algunas de las características de esta tendencia. La postal del […]

Ellos están revolucionando las normas culturales y paradigmáticas del empleo tradicional: nuevos puestos, diferentes expectativas y cambios de hábitos son algunas de las características de esta tendencia.

La postal del padre de familia que iba a trabajar todos los días a la compañía que le permitió forjar un hogar, acceder a una casa propia y reafirmar su identidad en un contexto laboral de seguridad, para luego jubilarse allí, ha caído en desuso.
Los cambios en el rol de la mujer, la imposición de la propia subjetividad y la necesidad de las nuevas generaciones de explorar distintas experiencias, entre otros factores, han puesto en jaque nociones como “hacer carrera en una empresa” o “un empleo para toda la vida”.
El mundo laboral ha ido cambiando de la mano de nuevas generaciones de profesionales que tratan de imponer de qué trabajan y cómo.
De chico a uno le enseñaban que el trabajo era un sacrificio importante para la realización profesional y personal, y había cierta disposición a pasar años de espera y acomodamiento para alcanzar determinados logros, para hacer carrera dentro de una empresa. Hoy la gente joven no está dispuesta a esperar, a hacer un sacrificio durante muchos años; ni siquiera a pensar que el trabajo tiene que ser un sacrificio. Antes el sacrificio era un medio de alcanzar determinado nivel de vida, satisfacer ciertas ambiciones laborales. Hoy todo está mucho más relacionado con lo vocacional, con realizarse en el trabajo y no a través del trabajo.
Ese paradigma aspiracional se terminó. Los jóvenes no conciben al trabajo como un lugar donde quedarse. Un estudio que se realizó en Francia arrojó que los más jóvenes rotan hasta quince veces de empleo en un lapso de cinco años. Yo diría que el empleo hoy es un lugar donde ganar experiencia, pero siempre con la mira puesta en un cambio.
La movilidad laboral, siempre que no caiga en una excesiva rotación, es considerada una virtud. En promedio, dos años es el tiempo que un profesional estima óptimo para consolidarse en un puesto de nivel medio y buscar un cambio vertical u horizontal, pero siempre orientado a la adquisición de nuevas responsabilidades. En este contexto, difícilmente se quede en una empresa que no le brinde esta oportunidad de crecimiento.

Lo quiero todo y lo quiero ya

Al igual que los profesionales y sus aspiraciones, los modos de buscar empleo han ido variando y hoy la mayoría de las búsquedas de jóvenes profesionales se hacen vía Internet, a través de portales de empleo, blogs y redes sociales.
De acuerdo con las expectativas que estos nuevos profesionales manifiestan a la hora de buscar un empleo, el foco está puesto en trabajar en compañías que les permitan desarrollarse, donde puedan crecer profesional y económicamente, y donde puedan lograr cierta estabilidad. Hoy el ‘contrato psicológico’ con la empresa es más breve. Hay una infinidad de ofertas y atractivos que los jóvenes quieren explorar, y en esta dinámica de estar probando diferentes cosas, se buscan también distintas experiencias en el plano profesional que hacen que la mayoría de estos jóvenes tiendan a estar más atentos a otras oportunidades laborales.
Las expectativas, se relacionan más con lo vocacional: Hoy la premisa es trabajar en aquello que les gusta y los realiza como personas. Sin duda, nadie trabaja por amor al arte, pero las prioridades han cambiado y la valoración de cada uno, de acuerdo con las capacidades, ha tomado otro rumbo.
Esta nueva generación de profesionales no solo marca el pulso del mercado, sino que aporta nuevas reglas de juego. La satisfacción o realización de estos jóvenes pasa, en parte, por la posibilidad de adueñarse de un proyecto en donde puedan canalizar su capacidad y creatividad. Llegan a la compañía con la expectativa de encontrar un puesto en el cual plasmar su talento, sus intereses, donde poder poner valor agregado.
En ese sentido, los especialistas sostienen que los jóvenes imponen condiciones para las que algunas empresas no están preparadas: Llegan con determinadas expectativas y cambian las reglas de juego que están establecidas, poniendo en jaque muchos de los modelos culturales con los cuales las empresas venían trabajando hasta ahora. Hay una demanda muy fuerte de respeto por sus intereses, sus gustos y sus actividades personales, que no solo tienen que ver con las condiciones en las cuales trabajan, sino con actividades que realizan fuera de la compañía y que no están dispuestos a negociar, como tener que quedarse después de hora. En sintonía con estas demandas, el desembarco de estos jóvenes ha empezado a generar nuevos hábitos de trabajo que funcionan como atractivos o políticas de retención para estos profesionales: las capacitaciones dentro de la empresa, la flexibilidad en el horario, los torneos dentro de la compañía y los viernes free, entre otros.
A la hora de elegir entre una u otra propuesta, entran en juego los valores de la empresa, la visión, la misión, su vínculo con la comunidad, el clima laboral y el cuidado del medio ambiente.
Los empleados tienen que comulgar con los valores de la compañía, ‘ponerse la camiseta’. Y los valores no solo se enuncian, sino que deben poder inferirse de los comportamientos de una compañía. Hay estudios sobre dinámicas de grupo donde se ve que equipos multidisciplinarios que tienen perfiles diferentes pero que en forma subyacente comparten los mismos valores son altamente efectivos. El que no comulga con esos valores se ‘autoexpulsa’ de esa compañía.

Nuevos puestos

El universo productivo ha renovado la modalidad y las formas de trabajo como consecuencia de la inserción de nuevas tecnologías y en respuesta a demandas concretas del mercado. La automatización y la evolución tecnológica han generado que gran parte de las tareas operativas estén relegadas a los sistemas. En consecuencia, los puestos han evolucionado también en nivel y complejidad, pasando a ser cada vez más estratégicos y apuntados a una gestión de valor agregado, con lo cual dependerá de quién lo ocupe el ‘sello’ personal que deje en esa posición. La configuración de todo el mercado empresarial va cambiando y obliga a las organizaciones a delimitar sus organigramas en función de la necesidad actual; concretamente, en función de los requerimientos del negocio. Las estructuras se actualizan todo el tiempo en pos de lograr mayor asertividad y ser eficientes a la hora de gestionar y de conseguir mejores y más rápidos resultados. Tanto es así que hoy resulta normal encontrar ofertas por puestos de trabajo antes impensados, como probadores de videojuegos, catadores de aceites, etc. Todo ello responde a que las necesidades de los distintos negocios van cambiando y es menester ajustarse rápidamente a ellas.
Del mismo modo, las empresas comienzan poco a poco a descentralizar algunos puestos o funciones que pasan a llevarse a cabo de manera free-lance, es decir, tareas que el empleado realiza fuera de la empresa y entrega en tiempo y forma. Este tipo de modalidad es muy solicitada por los profesionales que pretenden ampliar su red de posibilidades laborales. Todavía prima la modalidad de empleo tradicional; la abrumadora mayoría de puestos requieren este horario regular, de presencia, como era en otras épocas. La gran diferencia es que años atrás parecía imposible que esto fuera a cambiar algún día y hoy esa posibilidad está mucho más cerca.
Los jóvenes orientan sus búsquedas a nuevos puestos vinculados al marketing, al retail y al aprovechamiento de las redes sociales. Cada vez más, las compañías salen a buscar gente joven con expertise en el área de Internet y de marketing on-line, por lo que surgen puestos como el community manager, que maneja la imagen, la interacción y el posicionamiento de la empresa en las redes sociales.
Además de competencias en materia de tecnología, y de las características “tradicionales”, como proactividad y buena disposición hacia el trabajo, estos nuevos puestos requieren una actitud particular.
Se trata de personas que están muy conectadas con nuevas tendencias, nuevos mercados, nuevas oportunidades y con todo lo que sucede en el universo virtual de Internet; y que básicamente son muy curiosas, algo muy propio de los jóvenes.
En este contexto, la gestión por competencias, de gran impacto en estos últimos años, es la expresión máxima de este fenómeno, ya que se trata de un modelo donde el puesto de trabajo se estructura en función de quién lo ocupa y no a la inversa.
La mejor combinación en una compañía es atraer a una persona talentosa y ofrecerle un trabajo que lo apasione. Si uno es talentoso y lo ponen en un lugar donde no le gusta lo que hace, no da lo mejor de sí. Y si uno es un apasionado por un tipo de trabajo pero no tiene las habilidades necesarias, ese puesto tampoco es el lugar ideal dentro de la empresa. Las compañías deben combinar el talento y la pasión, y ofrecer una ecuación económica acorde con las expectativas de la persona. Esas empresas son las que nosotros llamamos ‘top’. Las compañías que saben implementar esto logran experiencias trascendentes en la vida de la persona que transita por esa empresa.
Creo que el gran desafío para las empresas hoy es convencer y retener a estos profesionales. Convencerlos de que para ser gestores de un proyecto no tienen que hacerlo de forma independiente, sino que puedan canalizar su costado entrepreneur en la compañía; de ese modo, hay ganancia para ambas partes.

Algunos de los nuevos trabajos

• Community manager.
• Redactor web.
• Call center. Telemarketing.
• Analista de desarrollo de producto.
• Coordinador de investigación de mercados on-line.
• Web project manager.
• On-line advertising trafficker.
• Web tester.
• Consultor de procesos.
• Data entry.

Buscan Profesionales

Hoy faltan profesionales en áreas como las ciencias duras, en las que pronto se hará sentir fuertemente la escasez en especialidades como la ingeniería. Las necesidades profesionales de la industria no necesariamente coinciden con las elecciones que hacen los jóvenes al momento de estudiar una carrera. Esto genera que, en ciertas profesiones, la oferta de profesionales esté por debajo de la demanda. Un ejemplo son los profesionales de Sistemas, que son cada vez más demandados en el mercado y cuya necesidad de especialización es cada vez mayor. En este escenario, a las compañías les resulta difícil encontrar gente. Esto las obliga a implementar estrategias de atracción y retención muy creativas.